Dark Dreams

Introduccion

"Asesino del caso Horan es sentenciado a cadena parpetua

Este martes se ha sentenciado al acusado del asesinato de la familia Horan a un año del incidente.

El único sobreviviente de la familia de la tragedia se negó a dar declaraciones al respecto..."

El hombre que leía el períodico sintió un escalofrío recorrer su columna y miró sobre su hombro. Pero esa noche iba solo en el autobús, lo que lo hacía aún más aterrador.

Siguió leyendo el resto de la noticia, se mencionaba a un chico ajeno a la familia que también había sido asesinado y de cómo habían encontrado las pruebas suficientes que culpaban a James Marshall, un compañero de clases de Niall Horan, el sobreviviente.

El hombre se preguntó cómo un chico de 17 pudo haber cometido semejante delito. Más abajo de la noticia, se señalaba que él ya había asesinado a una chica hace unos meses, pero que había sido declarado inocente después. Con el caso Horan, definitivamente había dejado en claro sus tendencias psicópatas, decían las últimas líneas del perídico.

El hombre se puso de pie en cuanto el autobús se detuvo, y se bajó. Afuera corría una brisa veraniega muy agradable, el aire estaba tan cálido que parecía cualquier lugar menos Inglaterra.

Se desanudó un poco la corbata y siguió caminando hasta llegar a su departamento. Era un piso común, sin ninguna gracia en medio de Londres, bastante lúgrube para ser el hogar de alguien.

Cuando abrió la puerta, volvió a sentir esa sensación de un frío sobrecogedor que le helaba hasta la última célula de su cuerpo.

Nada más poner un pie dentro del departamento, para escuchar esa grave voz que lo venía amenazando hace unos meses.

-¿Ya la encontraste? -el hombre tragó seco, a pesar de estar todo a oscuras aún, asintió energicamente-. ¿Dónde?

-Primero mi paga -murmuró el hombre. El intruso con quien hacía negocios, sonrió de medio lado y le tiró unas fotografías. Eran de mujeres y de hombres, desnudos. El hombre sonrió con morbo, extaciado de poder ver al fin esas fotografías. Eran de sus vecinos del piso de arriba.

-¿Dónde está? -volvió a preguntar el intruso.

-Aquí, en Londres. Estudia en la Universidad cerca de ese gran parque, no recuerdo su nombre. Pero definitivamente está en Londres. También me dijeron que estudia matemáticas y que vive con su padre... y que no tiene novio. ¿Por qué estás interesado en esa chica? Yo te puedo conseguir mejores que esa...

Pero no pudo terminar la frase, porque en menos de un segundo tenía al chico que lo contrató frente a él. Jamás se acostumbraría a su rostro, mucho menos a su mirada. Había algo en él que le hacía repudiable, amenazante.

-Pide disculpas... -susurró.

-¿Qué?

-Si vuelves a hablar así de ella, como si fuera una cualquiera, te arrancaré la lengua con mis propias manos -tenía que estar bromeando, era sólo un chiquillo de no más de 16 años. Soltó una carcajada sobre su cara, gran error.

-Estás loco chico, si la quieres, sólo pídele una cita y ya.

-¿En serio? Supongo que yo soy el loco por practicar el voyerismo con mis propios vecinos, ¿no? -el hombro frunció los labios, pero sin vergüenza.

-Yo tengo lo que quería y tú la información, ahora vete, no fue un gusto hacer tratos contigo.

-Creo que eso no será tan fácil, dado que no me puedo acercar a ella. Así que te usaré un poco más.

-No, no quiero tener nada que ver contigo, ahora vete o llamo a la policía.

Le temblaba la voz, de un momento a otro, el chico parecía más siniestro de lo normal, e incluso, parecía que había envejido unos cuántos años. Le temió, y mucho.

-Adelante, intenta llamarla, aunque creo que será un poco difícil si no puedes hablar...

Y antes de que el hombre preguntara o gritara, se lanzó sobre él y en un abrir y cerrar de ojos, el hombre estaba tirado sobre el piso paralizado, pero consciente.

-Te dije que te arrancaría la lengua... -murmuró el chico. Fue a la cocina y comenzó a buscar cosas en las despensas, pero nada lo convenció-. ¡Lástima que no tengas un cuchillo decente, hubiese sido todo tan fácil! Así que lo haremos de la otra forma...

Volvió a su lado y se arrodilló, sacando de su bolsillo una pequeña píldora.

El hombre intentó gritar con todas sus fuerzas, pero por más que abrió su boca, los gritos no salían. Entonces, vio algo horrible... la mano del chico se traslucía. Eso no podía ser verdad, porque si él no era de carne y hueso... ¿Cómo lo vio? ¿Cómo conversó e hizo tratos con alguien que estaba en su imaginación por tantos meses? ¿Por qué no podía comprender nada de lo que sucedía?

¿Quién demonios era ese chico tan macabro?

Él pareció saber todo lo que pensaba y rió de satisfacción. Afirmó con fuerza la mandibula del hombre para mantener su boca abierta y le metió la pastilla. Lo obligó a tragársela contra su voluntad, y mientras mantenía el contacto con las manos del chico, sentía que su rostro se enfríaba y que la pastilla que bajaba por su garganta lo estaba matando.

-Es una pastilla de cianuro, dicen que es letal, pero yo no lo creo. Así que tendré que comprobarlo, si funciona, será una nueva forma de no gastar energías -le guiñó un ojo y vio el rostro aterrado del hombre, quien comenzaba a morir lenta y de la forma más dolorosamente posible.

Antes de que muriera por completo, pudo sentir que tenía el control de su cuerpo de nuevo, pero eso ya no importaba, porque sólo sirvió para contraerse en sí mismo y agonizar de dolor.

El chico sonrió y cerró sus ojos, más vivo que nunca.

Cuando los abrió, ya no se encontraba en ese apestoso apartamento, aunque el lugar tampoco cambiaba demasiado.

Se vió rodeado de barrotes en un cuarto pequeño con un camararote y un retrete, fuera, había un pasillo custodiado por guardias.

En la cama de arriba dormía un hombre lleno de tatuajes, y en el de abajo, un chico de ojos verdes y el cabello azabache que lo miraba con ilusión y miedo.

-Hola, James -le dijo al chico que lo miraba ahora con cierto grado de simpatía.

-Hola, Liam.

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Les recuerdo que la historia no es mía.

Besos.