Capítulo 4: Di que me amas (Say You Love Me - Jessie Ware)

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"Cause I don't wanna fall in love if you don't wanna try. But all that I've been thinking of is maybe that you might. And babe, it looks as though we're running out of words to say and love's floating away".

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Juliana llevó la copa de vino a sus labios, mientras en ellos se reflejaba una sonrisa con una mezcla perfecta entre suficiencia e incredulidad. Bebió despacio, saboreando el alcohol, el dejo de frutos rojos y lo que parecía ser chocolate. No era una experta, y mucho menos cuando se trataba de ese tipo de bebidas, pero Rodrigo siempre llevaba algo diferente los miércoles para que ella probara, y estaban en medio de la cata improvisada de la noche.


- ¿Es neta que no me vas a dar detalles? - Su amigo la estudió por un momento, con una evidente mueca de molestia en su rostro, que sólo provocó que ella ampliara la sonrisa.


- Neta, no te voy a decir nada. No andes de chismoso - Dejó su copa en la mesa mientras relamía sus labios. - Cien por ciento segura que tiene chocolate - Agregó, ignorando por completo la expresión de reclamo de su acompañante.


- Ni creas que me vas a cambiar de tema, eh. O sea, te pasaste el fin de semana, y por lo que delatan tus ojeras mucho más, cogiendo con Valentina a quien ni siquiera habías mencionado en dos pinches meses, ¿y me tengo que enterar todo por Sergio? Te pasas Juliana - En verdad, había mucho que compartir con su amigo. Y no era por falta de confianza que estaba evitando hacerlo, no. Más bien era por miedo. Porque sí, había pasado unos días maravillosos con Valentina, y todo parecía indicar que se repetiría, pero... ¿había algo más?


Considerando dónde y cómo se habían conocido, y el hecho de que Valentina estuviera casada, no ayudaban a aclarar su cabeza. Y es que desde el inicio ella supo que ese juego no era su estilo. Por mucho que lo estuvieran jugando sin llaves, fuera de las reglas establecidas, no dejaba de ser parte del mundo de Valentina y no del suyo. No dejaban de ser las normas ajenas.


Sacudió la cabeza intentando alejar esos pensamientos. No quería más que disfrutar del momento, y de lo que fuera que estuviera sucediendo entre ella y Valentina, ya tendría tiempo de preocuparse más adelante. Por ahora, se estaba divirtiendo, algo que hacía mucho no le sucedía. No al menos de esa forma.


- Eres de lo peor, Juliana Valdés. Pero, aún así, como soy tu amigo y te quiero, aunque tu a mi no, voy a cumplir con mi trabajo como el hombre más importante en tu vida después de tu papá. Solo, ten cuidado, ¿si? - Juliana frunció el ceño, sorprendida por el repentino cambio en el tono de voz de Rodrigo y la evidente expresión de preocupación en su rostro.


- ¿Cuidado con qué o qué? - Preguntó confundida.


- Personas como Valentina viven en un mundo muy diferente al nuestro. Sí, se lo que vas a decir - Agregó al ver que ella abría la boca para opinar - Fui yo quien quiso que formáramos parte de ese mundo. Pero no es lo mismo una noche al mes, que todos los días. Hay cosas que ellos pueden permitirse que nosotros no, y no estoy hablando de algo material. Pero, más importante todavía, hay cosas que nosotros nos permitimos y ellos nunca podrán hacerlo. ¿Entiendes? - Eran pocas las veces en que Rodrigo hablaba en serio, pero ella siempre lo había mantenido cerca porque era de las pocas personas que siempre, sin excepción, le había dicho las cosas como eran en los momentos en que ella lo necesitaba.


- ¿Hablas por mi o por ti? - Podía notar en la forma en que sus ojos brillaban que él estaba conteniendo lágrimas, algo que era todavía más extraño en su mejor amigo. Y eso le dejó saber que había algo más detrás de su discurso.


El Juego de las LlavesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora