Capítulo 6

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Taehyung llevaba horas observando el techo mientras Jungkook yacía dormido a su lado, pues el menor le había dicho que trataría de descansar lo suficiente, ya que, seguramente, escaparse les iba a desgastar, sobre todo porque el menor planeaba ser...

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Taehyung llevaba horas observando el techo mientras Jungkook yacía dormido a su lado, pues el menor le había dicho que trataría de descansar lo suficiente, ya que, seguramente, escaparse les iba a desgastar, sobre todo porque el menor planeaba ser el conductor hasta poder estar fuera de la ciudad y, por ende, fuera del inminente peligro que los asechaba todo el tiempo.

Por su parte, Taehyung no había podido pegar el ojo en casi en toda la noche de los nervios y el miedo que le causaba el ser descubierto por su padre, ya que, si eso pasaba; no iban a salir ilesos de esa.

Aquel pensamiento hacía revuelos en su cabeza haciéndole creer que tal vez, lo que estaban por hacer, era una mala idea. Sin embargo, intentó no ver el lado negativo a ese asunto, aunque aquello se le hiciera demasiado difícil.

Porque lo que estaba por hacer era un acto de amor y valentía, quería sentirse libre amando a Jungkook. Sobre todo, porque ambos lo merecían.

Sus ojos se dirigieron hacía el bonito rostro apacible de Jungkook, detallando con su mirada aquellos párpados que debajo escondían a los ojos más lindos del universo, mientras la fulgente luz del sol se adentraba por las persianas y contrastaba con su dersa piel clara, deslizándose por su nariz perfilada y recorriéndole las mejillas, en donde Taehyung acariciaba con sus dedos largos la pequeña cicatriz que -Jungkook en una ocasión le contó- le había hecho su madre. Inconscientemente el cuerpo de Jungkook cubierto por las colchas se removió y buscó calor en el pecho de su amado, encontrando una paz indescriptible y el sentimiento de seguridad y protección que solo el mayor era capaz de brindarle.

Taehyung jamás olvidaría aquellos primeros momentos en los que cruzó miradas con Jungkook. Recuerda haber sentido algo recorrerlo de pies a cabeza y pequeñas cosquillas en su estómago, pero estaba demasiado lejos de saber que lo que le sucedía sólo eran las típicas emociones de cuando hay gusto o atracción por una persona, en ese caso, por un chico.

Ambos estudiaban juntos en la misma aula de clases, por lo que usualmente eran colocados para hacer trabajos grupales. Hablaban ocasionalmente de cosas triviales y después de descubrir que compartían los mismos gustos casi en todo, comenzaron a acercarse más y se hicieron amigos.

Entonces todo comenzó a cambiar.

La tensión era parte del día a día cuando estaban juntos, cada vez más, sentían la necesidad de tocarse el uno al otro, de interactuar, de verse; de intercambiar palabras, de cruzar miradas aunque fuese por cortos y determinados lapsos de tiempo.

En la escuela se sentaban juntos en cada receso. Por las tardes iban a casa de Jungkook para jugar videojuegos o simplemente iban a aquel banquito que estaba en lo alto de un mirador y se sentaban a observar el atardecer. Allí se quedaban disfrutando de la compañía del otro hasta que se hacía muy noche.

Comenzaron con bromas de las que hacían parte muchas risas, luego siguieron los abrazos y el gran apoyo emocional que ambos se otorgaban para intentar sanar las heridas que les dejaban los malos tratos de sus respectivos padres. Después fueron besos, besos de amigos que no entendían lo que sucedía, pero que aún así les gustaba y que necesitaban de más, porque les resultaba adictivo. Sin embargo, tenían claro que debían mantenerlo oculto, sólo para no ser señalados por otros.

𝗪𝗵𝗲𝗻 𝗜 𝗟𝗼𝗼𝗸 𝗔𝘁 𝗬𝗼𝘂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora