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♚Capítulo 13 - Explosión♚

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Explosión

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Amelie

La cabeza me da vueltas tratando de entender la situación.

—Ana —la llamo—, necesito que nos digas cómo terminaste en este lugar.

Terminamos de lavar su cuerpo y cabello, la ayudamos a levantar para vestirla con lo que trajo Lory de los camerinos. Gretchen entra unos segundos después con un poco de agua y medicamentos.

—Solo pude conseguir esto —me los entrega y me ayuda con Ana.

—Gracias —le digo—, Ana toma esto.

Saco la pastilla y se la doy con el agua, la toma sin rechistar.

Las cuatro seguimos encerradas en la habitación, no tenemos conexión con el exterior y todo ha comenzado a parecernos extraño.

Hay murmullos en el lugar, la música ha aumentado en el gran salón. Tres golpes en la puerta nos ponen alerta, haciéndonos quedar delante de Ana.

La puerta se abre y los ojos de mi hermano aparecen detrás de esta.

—Por Allah, están bien —dice cuando entra y cierra la puerta—, las he estado buscando.

—¿Te cambiaste de religión?

—Te adaptas a las situaciones —se ríe— ¿A quien esconden?

Gretchen y Lory me miran, las tres nos apartamos dejando ver a la chica que sigue llorando en la cama.

—¿Ana? —pregunta y su rostro se descompone—, pero ¿Qué haces aquí?

—Debemos sacarla primero —dice Gretchen—. Esta débil y si las cosas se ponen feas no podrá salir.

—Es cierto, debemos hacerlo rápido —afirma la morena.

—Bueno... —Charles rasca su nuca—, digamos que ya se pusieron feas.

—¿A qué te refieres?

—Saben que estamos aquí.

La habitación se sumerge en un silencio ensordecedor. Esos silencios cargados de tensión en donde lo sientes en cada parte de tu cuerpo.

—El plan cambió —esta vez habla más bajo acercándose a nosotras—, Lory te necesito en el escenario.

La morena asiente.

—Gretchen y tu se encargaran de sacar a las mujeres del lugar —mira a la chica en la cama, abre un lado de su traje mostrándonos las armas camufladas que nos ofrece a cada una—. Las ayudare de Ana. Ámbar está reuniendo a la mayoría cerca a la puerta trasera.

«En el callejón encontrarán un transporte escolar lo suficientemente grande para sacar las 120 mujeres —termina y toma en brazos a Ana dirigiéndose a la puerta.

—¿Y que se supone que haré en el escenario? —cuestiona la morena mientras caminamos por los corredores.

—Bailaras —se detiene mi hermano volteándose para verla—. Bailaras y distraerás a todos los hombres del lugar mientras ustedes sacan a las mujeres y nosotros nos encargamos de los árabes.

Asiente, nos mira por última vez y toma rumbo al escenario, nosotros seguimos el camino contrario dirigiéndonos a la salida.

La música árabe comienza a sonar alto por las bocinas del lugar indicándonos que el plan comenzó.