𝗖𝗼𝗺𝗲 𝗕𝗮𝗰𝗸 𝗧𝗼 𝗠𝗲 | ᴺᵃʸᵉᵒⁿ ʸ ᵗᵘ

09

Bueno, solo es salir, encontrarte con ella o simplemente esperar si llegas un poco antes.
No es nada del otro mundo, recuerda que antes te ibas a casar. Esto solo es una cita...

Un manojo de nervios.

Así me me sentía en estos momentos al presionar el botón del elevador que me llevaba al estacionamiento.

Después de tener mi vida amorosa en hiatus por casi todo un año por fin había aceptado salir a una cita.

Un minuto, dos minutos después...

Cuatro minutos después las puertas metálicas hicieron su famoso chirrido avisando que ya había llegado a mi destino. Y como supuse, había llegado antes.

Suspiré profundo y empecé a caminar a mi auto, pensando en muchos lugares para llevar a Nayeon donde haya un poco de privacidad.

Una feria no suena tan mal, aunque tendríamos que llevar barbijo todo el tiempo es un buen plan.

Una ida al cine es demasiado cliché, además de ser material para cuando ya haya una relación de por medio.

Llevarla a casa ya sería demasiado privado...

En ese momento el crujir de mi estómago me dio el aviso de que aún no almorzaba, al menos ya sabía lo primero que haríamos al salir de aquí.

Lentamente los segundos se fueron convirtiendo en minutos y así paso el resto de tiempo que acordamos para encontrarnos.

Los siete minutos pasaron y Nayeon aún no llegaba. No le di importancia y seguí esperando un poco más.

. . .

El reloj en mi muñeca decía que ya habían pasado quince minutos. Nayeon aún no aparecía por el estacionamiento. Seguramente se retrasó un poco en el camino. ¿No?

Estaba hambrienta y la lluvia que empezaba a caer afuera me helaba el cuerpo.

. . .

Al pasar treinta minutos decidí entrar al auto y encender la calefacción, el no haber llevado abrigo por creer que sería un dia soleado fue un gran error.
Mis tripas sonaban ferozmente, en mi teléfono decía que ya eran las dos y siete de la tarde.

Di una mirada por todo el aparcamiento y aún no habían señales de ella.

Autos entraban y salían.

Me empecé a poner un poco ansiosa. Cualquiera se puede retrasar veinte minutos ¿Cierto?

. . .

De tanto esperar me quedé dormida en el asiento de mi auto. ¿Cuánto tiempo había pasado?

Cuatro en punto de la tarde. El vacío en mi estómago y la sensación de frío en este me pedía a gritos comer algo.

Habia esperado tres horas y treinta minutos a que Nayeon se dignará a aparecer.
Encendí mi teléfono con la esperanza de que allí hubiera un mensaje de Nayeon con la excusa de que llegaría un poco tarde o que simplemente no podría ir.

Nada.

Cero mensajes, cero llamadas.

El sentimiento de tristeza y decepción que empezaba a crecer en mi corazón no me dejaba pensar con claridad.

¿De verdad me habían dejado plantada?

Sí. Si lo habían hecho.

El nudo en mi garganta me daba claras señales de que pronto lloraría, cosa que no quería hacer ya que no quería tener un accidente.
La lluvia afuera no paraba, hasta había incrementado.