coffee - adexe y nau

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Cuando la puerta fue abierta Alaska se encontró con aquellos amables ojos castaños.

-Hola, siento molestar. -Habló Adexe, con una sonrisa tímida en su rostro y las mejillas un tanto rojas por el frío- Te he traído un té caliente, quería asegurarme de que estabas bien ¿Estás bien?

Alaska estaba tan confundida.

-Estoy bien, sí.

-No tendría que haber venido hasta aquí sin preguntarte si eso estaba bien contigo, pero no tenía forma de comunicarme y enserio quería asegurarme de que todo estuviera bien. Lo siento si he sido demasiado entrometido.

Los ojos de Adexe seguían mostrándose amables y con un toque de vergüenza.

-Aprecio mucho que hayas venido, no tenías porque. Soy yo la que siente mucho las molestias que cause ayer. -Susurró Alaska, sin saber muy bien cómo sentirse ante alguien que parecía preocupado por ella-

Entonces los ojos de Adexe solo reflejaron confusión. Su sonrisa nerviosa había desaparecido, ahora ni sonreía.

-No. Ya hablamos de esto ayer, no fue nada. Y sinceramente me alegro de que te desmayaras en la cafetería y no en la calle, pude conocerte y cuidar de ti. -Alaska se sonrojó y rezó para que Adexe no se diera cuenta.-

-Está bien, realmente estoy agradecida contigo y tu familia, sois realmente amables conmigo.

-Por supuesto -La sonrisa volvió al rostro de Adexe y le entregó a la chica el té caliente que había traído desde la cafetería.- Posiblemente ya esté frío.

Alaska sonrió y tomó el té, aún caliente, entre sus manos.

-Gracias, no era necesario.

-Por supuesto que si ¿Ya has comido? -Alaska asintió-

-Genial, entonces... ¿Puedo tener tu número? Obviamente no tienes que dármelo si no quieres yo solo...

-Claro, no hay problema.

Alaska sonríe y tras darle su número Adexe se fue con su imborrable sonrisa.
Y Alaska se sintió tan bien después de aquello, que no sabía si eso le gustaba o le asustaba.