Cuentos para una noche caliente

Una noche en la ciudad

Eran cerca de las diez de la noche, la hora a la que regularmente salía de mi trabajo de oficinista, me encontraba conduciendo por las frías y tranquilas calles de Ámsterdam cuando vi a un atractivo hombre caracterizado de fémina ofreciendo sus servicios a cualquier pasante, decidí acercarme a el en mi vehículo, usaba un vestido tan corto que se veían las bragas que usaba tratando de ocultar sus genitales viriles, después de una corta conversación le abrí la puerta del auto, no se si hablar de esta bella persona como una fémina o como un varón, supongo que seguiré refiriéndome a esta persona como un varón, tomamos rumbo a un famoso hotel donde antes ya había estado con mi esposa, al llegar pague la tarifa y tome una llave que la recepcionista me dio, conduje a aquel afeminado hombre a la puerta de una habitación con el número 305  escrito en caracteres de metal, abrí la puerta, entre con ese chico siguiéndome 

-Ponte comod..-

sin terminar la frase fui al baño mientras aflojaba mi corbata, me di una ducha , se que contrate un prostituto, pero odio copular con el cuerpo sucio, termine de bañarme tome una toalla, la amarre a mi cintura y salí de aquel lugar indicándole a la persona ya desnuda que por igual se duchara, el asintió con una leve tristeza en su rostro, comencé a secarme y buscar condones que comúnmente se encontraban en un cajón al costado derecho de la cama , tome algunos junto a una botella de lubricante, comencé a leer entre murmuros la etiqueta -sabor cerez...- justo en ese momento ese hermoso hombre de piel blanca con tintes rosados en lugares como los hombros,las rodillas, y los muslos...