tears × smile [choi beomgyu one shot]

¿estás bien?

Salía de mi salón, había terminado la clase. 

Estaba cansado, tanto que olvide buscarte y fui directo a los casilleros. 

Pero unos gritos me despertaron de mi mundo de cansancio. 

Escuché que provenían de el baño de mujeres. Una chica gritaba: 

— ¡Eres una zorra! ¡Demoníaca! 

— Miren su cara pálida, eres horrible. 

— Un asco, es tan fea que la quiero golpear. Sujétenla. 

— ¡N! ¡N'jnme! ¡A'tha!

— ¡Idiota que no sabe hablar! —se reían. 

Supe que eras tú. Ya quería llorar porque no podías gritarles a gusto. Odio este mundo por haberte traído así... eras perfecta. Entré exaltado al baño. 

— ¡Déjenla en paz! ¡Son unas tontas! ¿No ven que la están lastimando? —les grité. Estabas en el suelo, llena de moretones en tu cara empapada por tus lágrimas. Llorabas en silencio, solo parecía un gemido ahogado. Tus manos raspadas. 

— Oh, Beomgyu, ¿eres su novio? Qué mal gusto. Ella es fea. Yo, soy mucho más linda. —presumió, intentando poner sus piernas en mi cintura. La empujé y las eché a gritos. 

— ¡VAYÁNSE! ¡TN! ¡Estás bien! —te abracé, no me importaba que las canillas estuviesen abiertas, rebalsando los lavabos, mojando el piso: — Ya estoy aquí para ti. 

— Yo... Vine a lavarme la cara, y me comenzaron a empujar. Siento que solo soy una molestia para ti... —seguiste llorando. 

— No, no eres ninguna molestia. Siento mucho no haberte ido a buscar ni haberte protegido. Te fallé, perdón. —me lamenté. 

— No es tú culpa... Beomgyu, ¿tan fea soy? 

— TN, te juro por todos los dioses... —tomé aire, porque me había puesto nervioso: — Eres el ser más hermoso de la tierra. No importa que no puedas hablar, eres perfecta para mí. No eres fea para nada. —te abracé. Logré ver que entre tus lágrimas te sonrojaste mucho. 

— Tú también eres muy lindo... — te sonrojaste más, que ternura. 

— ¿Tú crees? Gracias linda. Pero, ¿por qué no tengo novia? 

— Tal vez... —dejaste de mover tus manos. ¿Qué ibas a decir? 

— Oye, tus manos. —estaban muy golpeadas. 

— Sólo son unas heridas, no te preocupes. Gracias por estar conmigo. —te recostaste en mi hombro. 

Me quedé viéndote, sentados en el piso, dejando que el agua corriera, sin importarnos. 

Eras muy bella.