salgamos un rato

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— ¡TN! ¿Cómo te encuentras hoy? ¿Sanaron tus heridas? —había llegado más temprano ese día para estar contigo. 

— Hola Beomgyu

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Hola Beomgyu. Bien, ¿y tú? Mis heridas están mejorando. Mi abuelita las está tratando. —sonreíste. 

— Eso es bueno. Yo estoy bien si tú estás bien. —me diste una sonrisa a aquello que dije: — ¿Vives con tu abuela? 

Si. Solo somos ella y yo. Mis padres murieron en un atentado en Japón cuando yo era pequeña. 

— Oh, yo lo siento. No quise...—me interrumpiste. 

Beomgyu, está todo bien. Ya pasó. Oye, ¿tienes planes para hoy? 

— No, mi padres estarán en casa de unos amigos. ¿Por qué? —nunca me hacías una pregunta. 

Ehm, pensaba si podías acompañarme al centro comercial. Si es que quieres. —te pusiste tímida. 

— ¡Por supuesto! ¿Qué haremos? —me puse muy feliz. 

Necesito pasar por un bazar para comprar pinturas y unas cosas. Si quieres, podemos ir al cine, o a comer. —estabas muy sonriente. Y yo amaba eso. 

— Por mí está bien. Le compraré algunas cosas a mi madre de paso. Gracias por la invitación. 

No es nada. Nos vemos luego entonces. —me diste un beso en la mejilla y saliste corriendo a tu salón. 

Quería que las horas pasaran más rápido. Estaba ansioso.

Hasta que al fin era la hora de salir de la escuela. Corrí a mi casa, me bañé y me vestí formalmente. 

Salí para irte a buscar, sabía dónde quedaba tu casa. 

— Hola joven, ¿qué buscas? —una señora grande me atendió en la puerta de la casa. Supuse que era tu abuela. 

— Buenas tardes señora. Busco a TN. Soy su amigo, Choi Beomgyu. —le sonreí. 

— Oh, ahora viene. ¡TN-chan, aquí está tu amigo! Habla todo el día sobre ti. —se dirigió a mí. 

¿Hablabas de mí todo el tiempo? Me puse como un tomate. ¿En serio lo hacías? 

Bueno, yo no dejaba de hablar de ti a mi madre. 

¡Beomgyu-ssi! Siento el retraso. Vamos. ¡Adiós abuelita! —la saludaste. 

— Pásenla bien. ¡Es un buen novio para ti! —creo que había hablado japonés y no entendí qué te había dicho, pero al parecer te avergonzó porque estabas roja. 

— ¿Qué te dijo? —te miré. 

Nada. ¡Vamos! —me tomaste la mano y comenzamos a correr. Estabas muy feliz, y eso me hizo sentir eufórico. 

Estuvimos viendo todas las tiendas, hasta entrar al bazar. Te acompañé a comprar tus pinturas. 

— ¿Pintas? 

Si. Cuadros, flores, escenarios japoneses. Siempre seguí mi cultura. Uso óleos y tintas. —te veías muy entusiasmada contándome todo. Yo prestaba atención a cada palabra tuya. 

— Qué lindo. Deberías ir al club de arte. —te animé. 

No lo sé... Prefiero dejarlo como mi pasatiempo  y venderlo. 

— ¡TN, mira esta pintura! ¡Tiene el color de tus mejillas! Rosado clarito. 

¿Crees eso? La llevaré. Bueno, creo que es eso es todo. Oh... Beomgyu. —bajaste la cabeza. 

— ¿Qué sucede? 

¿Me acompañarías... a comprarme ropa? Te compraré a ti también. —estabas muy roja. 

— No tienes ni que preguntarlo. Voy contigo a cualquier lado. No hace falta que me compres ropa. 

¡Quiero hacerlo! —fuiste a pagar, y fuiste corriendo a ver la ropa. 

Reía de lo linda que te veías. 

...

Creo que muchas compras por hoy. Gracias, Beomgyu. —me diste un abrazo. 

— Me divertí mucho. Sabes que iré contigo a todas partes.  —te dí un beso en la frente, y me lo devolviste en la mejilla. 

Creo... 

Que...

Creo que me enamoré de ti. 

tears × smile [choi beomgyu one shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora