CAPITULO 05

12.7K 726 64
                                    

Lo siento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lo siento.

Damon.

La miro un par de segundos para luego acercarme a ella, no se mueve, y eso hace que nuestros rostros queden cerca.

—¿Qué has pensado sobre la cita que te pedí?

—He pensado, en que día tienes tiempo, para que la tengamos. —dice con una sonrisa tímida, haciendo que la ame más.

Me había quedado sorprendido un par de segundos, había hecho un listado de cosas, que haría, si ella no aceptaba.

—Esta noche, ¿te parece? —inquiero nervioso.

—Pero tengo una condición. —asiento. —A cualquier lugar que vayamos, yo pago mis cosas. —iba a refutar. —Si no es así, entonces no.

—Está bien, entonces te paso a recoger a las siete. —vi como pensó unos momentos.

—A las siete, me parece bien. Pero no vayas a recogerme en mi casa. Voy mejor a tu casa y luego vamos juntos. —no me quedo otra que aceptar.

En todas las clases que faltaban para poder salir de aquí, pensaba en donde la podía llevar, y mi lobo no ayudaba en nada, lo que me hizo frustrarme.

Cuando acabo, no espere nada y me dirigí al salón donde se encontraba Bianca, todos se me quedaron viendo, me le acerque y le susurre que no se olvidara, que, a las siete, ella tenía que estar en mi casa, para llevarla a nuestra primera cita. Se sonrojo, lo que hizo darle un beso en el cachete, y escapar antes de que dijera algo más.

Mi nana me salvo, no sabía a donde llevarla y ella me dijo que podría llevarla a un restaurante, y ahí nos podíamos conocer más.

Le mandé un mensaje diciéndole que se usara una vestimenta elegante, me respondió está bien. Tuve que terminar de hacer todos los proyectos que habían dejado el día de hoy, para que mis padres luego no me regañaran. Y aquí vino el problema mayor, con que ropa iba a estar en nuestra cita, que bien sonaba la palabra cita.

Me demoré unas horas, hasta que me decidí por un saco negro y una camisa blanca, sentía que iba vestido muy simple, pero nana me dijo que me veía guapo.

No me había dado cuenta que tiempo había pasado volando, hasta que el timbre de la casa sonó, cuando abrí la puerta, me quedé en shock.

Se veía hermosa con la ropa que llevaba puesta.

—Te vez hermosa. —vi cómo se sonrojo, lo que me hizo reír, se vía como un hermoso tomate.

—Tú-Tú no te vez mal. —asentí feliz y me dirigí hasta la puerta del auto para abrirla y que ella se subiera, cuando lo hizo me dirigí hasta el asiento del conductor y me dirigí hasta el restaurante.

En el camino nadie hablo, pero el silencio que había, no era incomoda, más bien era agradable, cuando llegamos le ayudé a bajar, cuando nuestras manos se tocaron, recibí una pequeña descarga eléctrica, vi como ella lo sintió, pero nadie dijo nada.

Dulce DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora