12: Llamadas.

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   Visto lo visto, no me quedaba más remedio que sincerarme.

  
   – ¿Por qué no me lo dijiste? ¡Se supone que soy tu amigo!

   – Seguro que hubieras dicho que estoy loco de remate. ¡Habrías pensado que también me gustaba Eiji!

   – ¡Para nada! Bueno, un poquito paranoide sí, pero... ¿cómo has podido decírselo a él y no a mí?

   – No se lo he dicho todo. A ti sí.

   – Y por lo que más quieras, llámalo ahora mismo. Dile que yo no me había enterado de nada.

   Para eso no me vendría nada mal el número. Supe que no lo había agendado. Lo apunté en un papel que tenía a mano. Toda la sala esta limpísima.

   – Por favor, no me digas que te has llevado todos los periódicos a reciclar.

   – ¡No me digas que apuntaste su número de teléfono en un periódico!

   – Era lo único que tenía a mano ¿Los has tirado, sí o no?

   – Hitoshi se los llevó ayer ¿por qué no lo agendaste?

   – ¿Y yo qué sé? ¿Ha llamado alguien desde entonces?

   – Mi madre.

   La rellamada no serviría entonces. Tendría que llamar a Keigo de nuevo.

   – ¿Por qué tuviste que echarle la bronca?

   – Lo siento. Me formé la imagen de un imbécil en casa de tus padres.

   – ¡Si el me salvó! Si no se le hubiera ocurrido esa mentira tan estupenda... Que conste que solo pienso llamarle para pedir disculpas por lo que tú le has dicho. Después de que me llamase loco y mentiroso, no voy a proponerle que venga a comer conmigo.

   – Cierto es que últimamente has contado unas cuantas mentiras ¿no? Sin embargo, está claro que le gustas. Prácticamente te lo dijo ¿sí o no?

   – Puede que tan solo lo dijera para justificar lo que estuvimos a punto de hacer.

   – Si no le gustabas, nunca hubieras estado a punto de hacer eso.

   – Sí, pero hay maneras y maneras de gustar. Yo estaba de pie con la lengua afuera; tendría que ser eunuco para abstenerse. Además, sigue pensando que estoy líado con Eijiro. En fin. Aunque no lo hubiera jodido todo, nunca hubiera terminado en nada bueno.

   – ¿Por qué no?

   – Porque me quedo embobado solo de mirarlo. Porque tiene un cuerpazo. Porque me gusta, maldita sea. No veas cómo me gusta. Por mis amargas experiencias. Cuando de veras quiero a uno, ese no me quiere ni ver.

   – No seas bobo.


   Fuimos caminando hasta un puesto de ramen, los devoramos sentados en un banco del parque. La tarde estaba estupenda, estaba lleno de parejas acarameladas. Parecían haberse puesto de acuerdo para pasearse delante de nosotros.

   – ¿No crees que deberías llamar a tus padres?– dijo Denki cuando volvíamos– Seguro que están alterados después de la bronca que armaste.

   – ¡Pues que lo hubieran pensado antes de armármela ellos a mí!

   Cuando volvimos, la luz del contestador estaba titilando. Casi se me para el corazón.

   – ¿Y si ha llamado Katsuki?...

   Incapaz de pulsar el botón. Al final lo hizo Denki. Me esperaba una sarta de insultos como la que me soltó en nuestra despedida. La voz que se oyó resultó casi tan arrepentida como la mía en el caso de haberle llamado yo.

Please, be my boyfriend.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora