Prólogo

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La realeza siempre se ha considerado como los descendientes directos de los ángeles. Su belleza, elegancia y presencia eran siempre los temas que encabezaban las noticias de cada uno de los distintos periódicos que se vendían en la antigua Corea.

“Si la realeza son los mismos angeles el reino entero debe ser el cielo”

Los pueblerinos tenían la creencia de que la realeza vivía así, en el cielo. Para ellos el dinero, el poder y las joyas eran sinónimos de comodidad.

—“¿Acaso estás bromeando? Ellos viven entre lujos, ¿Qué pueden saber ellos de dolor y tristeza? Bastan un par de billetes y una sonrisa para que se olviden de todo”

La realidad era muy distinta.

Cada parte vivía diferentes tristezas y dolores. Quizá la mayor diferencia era que los pueblerinos podían demostrarla sin problema alguno, mientras que la realeza debía ocultarla.

—“Por favor, dime qué te estás escuchando. ¡Es una completa idiotez lo que me dices!, ¡Simplemente inaceptable!”

Porque, aunque ambas partes viven en una misma ciudad, un mismo estado y una misma nación viven el mismo infierno.

—“Llevame contigo, si me quedo un segundo más no podré seguir. ¡¿No te das cuenta que estoy viviendo un infierno en el cielo?!”

—“¿Qué has dicho? ¿Un infierno en el cielo?”

—“Eso es lo que dicen los de tu clase, ¿No? Me gustaría demostrarles que vivir como la realeza de esta ciudad no es vivir en el cielo”

HELL IN HEAVENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora