Capítulo 3

4.3K 287 58
                                    


Lauren's Pov


Por la tarde, a la misma hora que el día anterior, estaba en el Queen Anne café, pero en esa ocasión sentada en la barra. La cafetería estaba muy concurrida, llena sobretodo de madres con sus niños que corrían de aquí para allá dando gritos y manchándolo todo con sus manos pegajosas. Los mocosos tampoco eran lo mío, y no esperaba nunca llegar a ser madre, más que nada por el tema de que no estaba dispuesta a estar en ninguna relación formal. El simple hecho de pensarlo me daba escalofríos.

Aquel día no fue Camila quien anotó mi pedido, fue su hermana, que era una versión mayor de Camila con el cabello largo y no tan delgada. Era simpática como ella aunque no tan fresca… Eran diferentes. Mientras bebía mi café, me di la vuelta en mi taburete y seguí a Camila con la mirada casi sin darme cuenta de que lo hacía. Me percaté de eso cuando se detuvo frente a una mesa para anotar un pedido y, mientras lo hacía, me devolvió la mirada con una sonrisa.

Por primera vez en mi vida me sentí nerviosa ante la sonrisa de una mujer, y lo único que se me ocurrió hacer fue volverme en mi taburete, sintiendo que había hecho algo malo. Pero lo cierto era que me gustaba cómo se movía. Sus movimientos no eran sexys ni sinuosos, como solían gustarme, sino que ella iba deprisa, sin vacilar, con alegría aunque sin torpeza. No sabía cómo serían cuando estuviera en su casa, tranquila y relajada, lejos del tumulto de la cafetería, pero imaginaba que no distarían mucho de los que llevaba a cabo en el trabajo.

— ¿Has podido darle el vestido a tu madre? —escuché de repente su voz delante de mí, y me sorprendió el hecho de no haberme dado cuenta de que se había puesto tras la barra. Así de ensimismada estaba en mis pensamientos.

—Aún no. Hasta el fin de semana no creo que vaya a verla.

—Vaya. Bueno, apuesto a que le encantará de todas formas. ¿Quieres más café? —me preguntó al ver mi taza casi vacía.

—No, gracias. Estoy bien.

—De acuerdo.

Tenía que seguir hablando con ella, tenía que conseguir que le entraran ganas de conocer a Shawn. Por eso pensé rápidamente en algo para decirle antes de que se marchara de la barra para asegurarse de que los demás clientes estaban servidos.

—Lo cierto es que estoy esperando a un amigo, al que me recomendó tu tienda —mentí de repente, consiguiendo que me mirara con detenimiento.

—No es mi tienda, solo trabajo en ella. Pero qué bien, así si viene podré darle las gracias por recomendarla.

—Sí, lo cierto es que es una gran persona.

Ella me sonrió y asintió en silencio, dándole golpecitos al mármol de la barra con un dedo. Llevaba las uñas cortas pintadas de un color rosa muy pálido, casi transparente, pero que brillaba de una forma muy natural. Sin decirme nada más, se marchó a atender a unos clientes que acababan de entrar en la cafetería, y yo solté el aire que había mantenido en mis pulmones sin percatarme de que lo hacía.

A las ocho todavía continuaba sentada en la barra, sin entender exactamente qué demonios estaba haciendo allí. Camila al final me había rellenado la taza de café y habíamos estado hablando un rato de temas triviales aunque de manera intermitente por las constantes interrupciones de los clientes. Era consciente de que la estaba estorbando porque no la dejaba trabajar en paz, pero sentía que era mi deber introducirle a Shawn, aunque a medida que hablaba más con ella ese menester se me iba olvidando.

—Sí que te hace esperar tu amigo —me comentó ella en uno de los viajes que hizo a la barra.

—No creo que venga, sinceramente —claro que no iba a venir porque en ningún momento habíamos quedado en encontrarnos en la cafetería—. Así que creo que me voy a ir ya.

Something (Adaptación Camren) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora