₀ɴⁱ₂

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Un pequeño humo de vapor salió de su nariz en la mañana fresca. [Y/N] se levantó más temprano de lo habitual, disfrutando de la quietud de la casa. Desde la ventana de su habitación en la mansión de su familia, observó el vasto jardín cubierto de rocío, donde los jardineros ya comenzaban su labor. El sol apenas empezaba a despuntar, bañando todo con una luz dorada.

Tras un baño caliente en la bañera de mármol, se vistió con su uniforme perfectamente planchado. Bajó las escaleras de caracol que llevaban al comedor, donde su madre, con una sonrisa somnolienta, le esperaba con el desayuno servido en la gran mesa de caoba.

━Que tengas un buen día, [Y/N] ━le dijo su madre, dándole un ligero beso en la frente mientras él tomaba asiento.

━Gracias, mamá ━respondió él, observando los exquisitos platos preparados por el chef de la familia. Optó por un simple tazón de avena y un vaso de jugo de naranja, aunque su madre insistió en que probara los croissants recién horneados.

Tras despedirse de su familia y del personal doméstico, salió de casa sintiendo el aire frío en su rostro. Se subió al automóvil que lo llevaría a la Academia, un sedán negro conducido por el chófer de la familia. Durante el trayecto, [Y/N] miraba por la ventana, viendo pasar los barrios residenciales y el bullicio matutino de la ciudad.

Al llegar a la entrada de la escuela, los pétalos de los cerezos caían suavemente a su alrededor, creando una escena casi mágica. [Y/N] cruzó el portón y avanzó con tranquilidad, cambiándose los zapatos en el vestíbulo antes de dirigirse a su salón de clases. Subió las escaleras hasta el segundo piso y caminó por el pasillo silencioso hasta llegar a su salon. Como había predicho, no había ni un alma presente.

Se sentó en su lugar, observando el salon vacío y sintiendo una extraña mezcla de paz y aburrimiento. Miró a su alrededor, preguntándose qué hacer. Tal vez ir a la biblioteca, pero no tenía muchas ganas. O dar un paseo, aunque tampoco le atraía la idea.

Finalmente, decidió buscar algo en su mochila para entretenerse. Después de hurgar por un momento, encontró un libro, uno de los tantos que su madre le había traído para él y su hermana. Era un ejemplar antiguo con una encuadernación de cuero, que exhalaba un aroma a papel viejo y aventuras olvidadas. Suspirando aliviado, se acomodó en su asiento y comenzó a leer, perdiéndose en las páginas y olvidando por un momento el mundo a su alrededor.

Los minutos pasaron en silencio, y el aula comenzó a llenarse lentamente de sus compañeros. Algunos lo saludaron al entrar, pero [Y/N] apenas levantó la vista de su libro, absorto en la historia que tenía entre manos. Los sonidos del aula, las conversaciones y risas, formaban un murmullo de fondo que no lograba distraerlo.
Solo una persona pudo lograr que su vista se despegara de su lectura, y ese era Osano, quien llegó a los pocos minutos. Pasó su mano frente a la mirada de [Y/N], interponiéndose entre el castaño y el libro de manera brusca, pero con un toque de timidez. [Y/N] levantó la vista para saludar pero se llevó con la sorpresa de que no era el de hebras anaranjadas, sino un rubio de piel clara.

━Buenos días, [Y/N] ━dijo regalándole una sonrisa.

El castaño se puso nervioso. ¿Quién era él? ¿Cómo sabía su nombre? ¿Dónde estaba Osano? Sentía que en cualquier momento le daría un ataque de pánico por no saber quién era la persona que le estaba hablando. El aula, normalmente un refugio de tranquilidad con sus paredes llenas de pósters y carteles de motivación, parecía ahora una jaula opresiva. Las voces de sus compañeros, el ruido de las sillas al moverse, todo se amplificaba en su cabeza.

━Yo... No es por ser grosero pero, ¿quién eres tú? ━lo que dijo hirió los sentimientos del contrario.

━Vaya, así que Osano no te dijo de mí, qué triste ━al decir eso, rápidamente [Y/N] movió sus manos de un lado a otro, tratando de reparar el daño.

꙰𝑨𝒏𝒂𝒕𝒂 𝑵𝒐 𝑨𝒊 𝑵𝒊 𝑴𝒖𝒄𝒉𝒖̄꙰ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora