Capítulo 1.

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Una extraña sensación de entre claustrofobia, pánico, ahogo e indigestión me sobrecoge de forma amenazadora hasta el punto en el que tengo que apartar a todas las personas de mi alrededor como histérica para arañar algo de oxigeno de entre la multitud de niñas de mi edad a mi alrededor; aun así, nada de mi entorno cambia lo que pienso y solo pienso en que suceda lo peor. Las diferentes expresiones en sus rostros que van desde rostros cadavéricos, mejillas enrojecidas por el llanto y hasta facciones sanguinarias. Luego estamos el resto, quienes solo permanecemos inmutables, con expresiones algo rígidas pero que a la vez ocultamos lo que sentimos, el desastre de emociones que somos y el deseo de salir huyendo despavoridos. 

Arremango mi camisa hasta los hombros y la saco de mis pantalones, intentando apartar las arrugas con las manos. Era curioso, pero llevaba la misma ropa que Jaha uso en su ultima cosecha hace un año y quizá eso me hacia sentir un poco mas reconfortada. Los megáfonos de toda la plaza resuenan en un chillido que nos exalta a todos pero al instante el silencio mortal aparece. 

Las puertas del Salón de la Justicia del Distrito 7 se abren y dejan ver la delgada figura del Alcalde Rubert Twain, seguido de su hijo mayor y de Regil, la corresponsal del capitolio que dirige la cosecha en el distrito 7. El alcalde se coloca frente al micrófono y a la vez, nervioso, deja caer las tarjetas del discurso que metódicamente lee año tras año. 

Twain habla por media hora sobre "Los Días oscuros" y el gran "privilegio" que implica representar al distrito 7 en la arena. Habla sobre la generosidad del Capitolio al darle la oportunidad de uno de nosotros, "Humildes niños del Distrito 7" de convertirse en laureados y ricos y yo solo puedo sentir mas nauseas. 

No podía concentrarme en las palabras que el alcalde dejaba salir monótona y mecánicamente, sobre todo porque me encontraba sumida en mis pensamientos y por cuan molesto e hipócrita me resultaba el discurso que año a año repetía.

Luego de diez minutos, baja del atril negando con su cabeza y tomando la silla que Regil abandona al levantarse tras de él, así que le da paso a la extraña mujer del capitolio. La plaza se sume en un silencio momentáneo pero Regil lo rompe golpeteando el micrófono y soltando las palabras de bienvenidas con extravagantes chillidos e innecesarios ademanes propios de su actitud.  

-Bienvenidos- Esboza una sonrisa pálida y fría adornada por un pintalabios purpura-, bienvenidos... bienvenidos a la cosecha de Los 71° Juegos del Hambre.- Su cabello era completamente blanco, pero adornados por pequeñas mariposas violetas que parecían revolotear con el movimiento de su cabeza. Este año llevaba un vestido extremadamente holgado color purpura y con un enorme moño en la cintura, que le daban un aspecto aun mas espeluznante. Siguió con su discurso luego de colocar en  su cabello una de las mariposas que había dejado caer.-Felices Juegos del Hambre... Y que la suerte esté siempre de su lado. Quiero darles una cordial bienvenida a todos, pero antes de anunciar quienes serán los tributos que representaran al distrito 7 en la arena, tenemos un cortometraje especial enviado directamente de el capitolio.

Las imágenes de la rebelión empiezan a aparecer en la pantalla y yo cierro mis ojos mientras me encierro en mi mundo.

Guerra...

Muerte...

La Cosecha...

El Capitolio...

El distrito 13...

Los Juegos del Hambre...

Todas esas imágenes me bloquean del mundo exterior y me producen un nudo en la garganta que bloquea mi respiración por unos segundos. Técnicamente, la sensación de nauseas había vuelto, pero esta a su vez solo producía en mí estremecimientos imposibles de controlar. Aun a una temperatura de 34 grados, parecía estar muriendo de frío dado mis movimientos.

Los Juegos Del Hambre: Johanna MasonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora