1 - El Ciclo Sin Fin

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La tranquilidad abundaba, varios animales se podían escuchar emitiendo pequeños sonidos en la oscuridad de la noche. Todos estos pequeños seres coexistían en armonía hasta que el cielo se comenzó a iluminar, haciendo que todos ellos se escondan en sus madrigueras.

Nants Ingonyama... Babagithi baba... (Sithi uhm ingonya ieho ingonyama).

El gran astro rey se elevó por el horizonte dando así inicio a un nuevo día en la sabana africana.

Nants Ingonyama Babagithi siyubabo... (Sithi uhm ingo baba, ai baba).

En la sabana, un imponente rinoceronte que pastaba entre los altos pastizales alzó su vista observando al cielo mientras la luz iluminaba su rostro. Los antílopes dejaron de comer para observar de la misma manera al horizonte. Mientras tanto, un grupo de suricatos corrieron por las praderas hasta detenerse en los prados donde se levantaron en dos patas para ver lo que ocurría a lo lejos. En la cima de una colina, un guepardo hizo lo mismo, observando al cielo.

Ingonyama... (Siyo nqoba).

Ingonyama...

Marabús se encontraban reposando en las orillas de un río que limitaba una jungla. Dos de ellos se miraron para luego despegar del lugar en el que estaban, agitando con fuerza sus enormes alas.

Ingonyama nengw'enamabala

Ingonyama nengw'enamabala

En el borde de una enorme cascada, había una parvada de unas veinte aves que cruzaban en fila, bordeando la gran cantidad de agua que caía al por el enorme acantilado.

Ingonyama nengw'enamabala

Ingonyama nengw'enamabala

Los elefantes caminaban tranquilamente entre una densa neblina matutina que rodeaba la base del gran Kilimanjaro, hermoso volcán africano cuya figura se divisaba a lo lejos. Detrás de esta manada de paquidermos se podía observar una parvada de pequeños pájaros que les seguían.

Ingonyama nengw'enamabala

Ingonyama nengw'enamabala

Se podían ver cientos de flamencos volar por los riachuelos que reflejaban la luz del amanecer.

Ingonyama nengw'enamabala

Ingonyama nengw'enamabala

Entre los pastizales y la densa neblina de la mañana, las gacelas saltaban con gran velocidad por los verdes campos de África.

Ingonyama nengw'enamabala

Desde el día que al mundo llegamos...

Dos jirafas, una madre y su hija, subían por una colina que la luz del sol aún no tocaba, por lo que al llegar al final de la sombra, la pequeña jirafa se deslumbró, haciendo que instintivamente cierre los ojos y desvíe su mirada aunque luego se acostumbró a la luz y volvió a mirar al frente.

Y nos ciega el brillo del sol...

Hay mucho más para ver, de lo que se puede ver...

Ambas jirafas corrieron hacia el gran grupo de animales que migraban todos juntos. Habían manadas de elefantes, jirafas, ñus, cebras, gacelas y muchos más.

Más para hacer, de lo que da el vigor...

Mientras que en lo alto de un árbol, en sus ramas se podía apreciar una colonia de hormigas que cosechaban sus alimentos; en la tierra se observaban a las cebras trotar con elegancia, todas en grupo.

EL REY LEÓN: LA NOVELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora