Capítulo 2

389 23 0
                                    

Había pasado un mes desde que Louis le pidió a Harry que le diera tiempo a solas y el rizado amanecía cada día peor, a veces se levantaba por las tardes a beber algo y volvía a encerrarse en su habitación, otros días intentaba interactuar un poco más con su familia, pero los días más pesados eran aquellos en los que Harry no abría la puerta que lo conectaba con el resto de la casa preocupando a los habitantes de esta. Lamentablemente estos eran la mayoría.

Su madre estaba preocupada, día a día intentaba subir algo para que su hijo comiera o cuando él mismo se le acercaba ella ya le tenía algo preparado para comer, pero sus esfuerzos eran en vano, Harry estaba sobreviviendo a base de agua y unas galletas de soda que tenía en su habitación.

Durante la mañana del viernes la madre del rizado organizó una cita con una reconocida psicóloga que ejercía cerca de la casa, lo suficiente para que Harry pudiera salir sin toparse con nadie de sus conocidos. 

-Harry, corazón...- su madre tocó la puerta y no obtuvo respuesta al llamado -sé que no quieres salir, he respetado durante un mes tu duelo interno- se pausó para pensar bien en cómo plantearle la cita a su hijo -pero creo que necesitamos ayuda extra, con tu padre no podemos seguir viéndote así con la impotencia de no saber qué hacer contigo- empezó a sollozar -de verdad que no puedo verte así y saber que no estoy haciendo nada para hacerte sentir bien hijo mío- terminó la oración como pudo y soltó el llanto que tanto había esperado por salir.

La puerta se abrió y se asomó por ella un cuerpo totalmente cadavérico, sus ojeras cubrían la mayor parte de su cara, sus rizos estaban bastante lacios y su mirada parecía perdida. Al ver a su madre tan preocupada por él no le quedó más remedio que aceptar la ayuda que le proponía, se fue a duchar sin dirigirle ni una sola palabra, pero dándole a entender que iría a donde lo llevara.

-¿Qué tal Harry? Soy Sara, seré tu psicóloga durante el tiempo que me necesites.

Este solo la miraba, pero no dio respuesta.

-Bueno, sé que es difícil hablar de las cosas que nos hacen daño, sobre todo con una completa desconocida, así que te iré haciendo un par de preguntas según lo poco que me contó tu madre sobre el caso y tú me responderás, o también puedes asentir o negar con la cabeza si lo prefieres. 

Harry asintió.

-¿Te haz sentido bien?

Negó. Era obvio que no estaba bien, de otra forma no habría tenido que ir a la consulta.

-¿Haz estado comiendo bien?

Lo pensó dos veces antes de negar, pero necesitaba tanto hablar con alguien sobre lo que le sucedía que no pudo mentir.

-¿Haz estado durmiendo bien?

Se encogió de hombros, no estaba pendiente de cuanto tiempo dormía, pero lo hacía cada vez que podía para no evocar el recuerdo de Louis.

-¿Estás pasando por un mal momento?

Asintió.

-¿Sientes que puedes salir de esto?

Negó. Cada día se hundía más en la miseria y no podía hacer nada.

O quizás no quería.

-¿Ya tocaste fondo?

Asintió. 

Aunque nadie se enteró, Harry estaba lo suficientemente mal como para haberse encerrado en el baño como de costumbre, pero esta vez largando el agua fría al máximo y poniéndose en posición fetal bajo el chorro cantando aquella canción tan bonita que Louis le cantó a él. Era humillante, pero esa era su manera de tocar fondo.

-¿Me podrías decir de qué manera te diste cuenta que necesitabas ayuda?

La miró dubitativo, no sabía qué tan seguro era contarle ese episodio en la primera sesión.

-Yo...- hizo una pausa para elegir las palabras adecuadas- me recosté en la tina y largué el agua helada- hizo una mueca con la boca -me quedé allí un rato.

Los detalles se los contaría más adelante, pero con eso bastaba, era mucha sinceridad en poco tiempo.

-Aquello no es tan terrible como lo piensas Harry, ¿fue eso lo que te hizo pedir ayuda?

Negó, él no había pedido ayuda, pero sabía que la necesitaba. 

-¿Qué te hizo pedir ayuda?

-Yo no la pedí- murmuró el paciente -fue mi mamá.

-Pero tú eres el que la necesita Harry... ¿Todo esto tiene que ver con alguna persona en particular?

Asintió.

-¿Se trata de Louis?

Louis. Siempre se ha tratado de Louis, desde que llegó a su vida no han existido más colores en el arcoíris que el azul.

Asintió.

-¿No quieres decir nada?

-Louis me olvidó- sentenció el ojiverde.

Las citas con la psicóloga eran cada viernes por la tarde, Harry sabía perfectamente que su madre lo hacía con la intención de ayudarlo, pero ponerle una cita el día que salía con Louis cada semana con una persona con la que hablaba solamente de Louis no había sido la mejor estrategia, quizás ayudaba a contenerlo un poco, pero llegando a su casa no podía evitar recordar que ese era su día especial y ahora se lo dedicaba a alguien más.

 Después de un mes de terapias ya se sentía un poco mejor, accedía a salir con su madre a hacer las compras el fin de semana y las pastillas que estaba tomando lo mantenían lo suficientemente dopado como para que el recuerdo de Louis no lo hiciera llorar a menudo. 

-Harry, hemos tenido un progreso increíble- fue el saludo con el que lo recibió la psicóloga -pero en esta sesión quiero que me cuentes sobre ti, lo que eras antes de Louis.

Antes de Louis. Era difícil incluso pensarlo.

-Yo...- comenzó Harry -no lo recuerdo.

-¿Cómo?- preguntó Sara perpleja.

-Siento que cuando conocí a Louis comencé a vivir de verdad, lo que pasara antes de él no es relevante para mi.

-Es necesario que recuerdes quien eras para poder avanzar corazón.

-Ya hablamos de eso Sara, no busco avanzar, busco sentirme mejor y aceptar mi realidad. 

Y aquello era verdad, en la segunda sesión Harry le aclaró a Sara los deseos que tenía de estar mejor para no preocupar a sus padres y amigos, pero no estaba dispuesto a pasar la página ni olvidar a su amado, solo quería estar lo suficientemente sano como para que sus cercanos estuvieran tranquilos y él pudiera dormir de noche sin problemas. Con el tiempo Louis recuperaría la memoria, estaba segurísimo de eso y por ende no quería avanzar, debía estar para él desde ese minuto en adelante porque sabía que el ojiazul lo buscaría, lo dijo aquel día en el hospital, además se sentiría culpable de dejarlo atrás, no se merecía nada hasta que Louis estuviera bien.

Una vez que Louis recuperara la memoria todo volvería a tener sentido en la vida del rizado, mientras aquello no ocurriera, solo vivía esperando el momento.


Recuérdame, por favor [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora