Caos en Varsovia (Los Héroes del Mañana)

Episodio 2: "Es Fácil Correr"

¡Defensores del mundo!

Línea de esperanza

Línea de sueños y sentimientos

Nosotros debemos pensar que somos una de las hojas de un árbol

Este árbol es toda la humanidad

Es difícil vivir sin nuestros hermanos

Difícil vivir sin el árbol

A pesar de que esa humanidad te de la espalda…

Creo aún en esa humanidad casi vuelta cenizas

Sin duda el mundo es un Caos en Varsovia…

M A S I A

¡Se que los salvaré a todos y así seré reconocida!

Regresando con los héroes se enfoca un callejón de la bóveda subterránea donde viven. Alina, Alexsander y Masia se dirigen a paso veloz, agitados a su siguiente lugar de encuentro.

—Seguro los demás debieron llegar ya —comenta la joven Alina a sus dos compañeros.

—Solo espero y no sea tan tarde… —responde Alexsander con ese mismo ritmo de prisa y cargando a la pequeña Masia.

—Yo tengo miedo de ir allá —se expresa la niña Masia a sus hermanos, temblando y tapándose la cara con la espalda de Alexsander.

—No te preocupes hermanita sabes que te protegere a toda costa —dice el joven Alexsander tomando la mano de Masia, en lo que avanza su camino.

En el trayecto los jóvenes observan las personas de alrededor pelear como perros salvajes por los pocos suministros, sin ninguna pizca de empatía o sentimiento hacia el otro.

Personas vueltas muertos vivientes y mugrosas, con tramos en lugar de una vestimenta digna, muchos sucumbiendo ante la sed y el hambre. Pilas de cuerpos fétidos alrededor y las inocentes e firmes miradas los más jóvenes, con los horrores de una época de guerra constante.

—Veo humanos, pero no veo humanidad… —comenta la más pequeña de los futuros defensores.

Un silencio invade a los chicos, en dirección hacia el campo de entrenamiento o más bien campo de tortura para ellos.

—Solo y espero esta vez no duela tanto… —con una mirada baja dice la chica Alina a sus compañeros, en lo que corre junto con ellos.

Fuera y alejados del resto de personas resguardadas hacia la parte externa en dónde se encuentra un pequeño campo verde se ve un sujeto muy alto; da lo que es un duro entrenamiento a otros cuatro chicos y un perro.

—Vamos alguien capaz de darme un golpe certero —calca el sujeto, moviéndose con rapidez ante los ataques.

Dos de ellos con duros esfuerzos intentan rápido darle con las varas del entrenamiento, aunque los esquiva con facilidad, haciendo muy apenas unos ligeros movimientos para rápidamente quitarle una daga a otro listo para atacarlo y así dejarla caer en el suelo.

—Ja —expresa el sujeto con una sonrisa de oreja a oreja de forma maliciosa.

Uno de ellos logra retenerlo de sus brazos, pero falla en el intento ya que con la misma fuerza de sus brazos lo lanza por los aires, arrojándolo al duro suelo.