Microrrelato 2: Sección Prohibida.

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Sólo dolerá unos minutos, luego todo habrá pasado.

Harta de mirar como pasan las horas en el antiguo reloj colgado en la cocina, sientiendo como cada 'tic tac' se le clavaba en el corazón como si de balas se trataran, Cristal, se dió por vencida.

Sus lágrimas eran lo único que le quedaban tras haber perdido a su mejor amiga en un accidente, sus lágrimas, y la cuchilla que empezaba a pasar por sus marchitas muñecas. Las primeras gotas de sangre corrían muy rápido, pero a ella no le dolía más de lo que le dolió la perdida de su compañera.

No era suficiente aquel dolor. Acercó el pequeño bote de pastillas, y sin pararse a mirar siquiera de qué pastillas se trataban, empezó a engullir una tras otra.

La sangre seguía corriendo.

(CONTINUARÁ)

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