— Ya despierta, cuidado.
Le costaba respirar, y cualquier intento de mover alguna parte de su cuerpo le causaba un dolor imperial. Sintió como la observaban, y como su cuerpo se encontraba cubierto por esas vendas rasposas que te suelen poner los doctores.
— ¿Dónde estoy? — Consiguió decir tras varios intentos por balbucear cualquier palabra y/o frase.
— En el hospital. Anoche se intentó suicidar.
Se escuchaba ruido afuera de la habitación, conseguía reconocer alguna de las voces, como la de su madre gritando "¡Cristal! ¡Cristal ha despertado!"
Un dolor intenso recorría su cuerpo, como si una estampida de todo tipo de animales pesados la hubieran pisoteado. Sólo necesitaba dormir, sólo eso.
(CONTINUARÁ)