Lo Prometido es deuda
Narra Uraraka Ochako
¿A quién se le iba a ocurrir que una historia de amor podía nacer de un aviso clasificado? Sobre todo si ese aviso aparecía en el periódico de la escuela, disimulado entre otros avisos más interesantes o llamativos. Pero como el amor es inexplicable y se mete sin persmiso en todos lados, seguramente hojeó el primer número del periódico Nuevas Voces que editaban los alumnos de quinto año de mi escuela y se detuvo en la página de los clasificados. No le debe haber llamado la atención el que decía "Cambio patineta en buen estado por bicicleta de media carrera", ni el otro que proponía "Clases de danza Jazz" y menos aún aquel en el que a necesitaba "Baterista para grupo de rock".
Pero el que nunca podía pasarle inadvertido era ese, rodeado de corazones, en el que se leía:
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Busco alma con poesía
Capaz de enamorarse para toda la vida.
Inútil presentarse si no sabe volar.
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Lo había escrito mi amiga Tsuyu Asui, una tarde de lluvia en la que nos habíamos reunido con la excusa de estudiar para la prueba de Historia, aunque, en realidad, intentábamos levantarle el ánimo a Hagakure, injustamente abandonada por su novio Shoji. O mejor dicho, reemplazada por una rubia espectacular.
Hagakure: ¿Cómo pudo hacerme esto? -lloraba Toru-san, que ya había empapado tres pañuelos y dos páginas del libro de Historia, en el capítulo del Imperio Romano-
Momo: No te pongas así -le dijo la peli-negra- No se lo merece
Hagakure: Pero ¿Qué voy a hacer sin él? -insistía la pobre, a la que ni con una grúa le hubiéramos podido levantar el ánimo-
Uraraka: Olvidarlo -le aconseje alcanzándole otro pañuelo y corriendo el libro antes de que los romanos murieran ahogados-
Hagakure: No puedo -sollozo- Él es tan especial.
Tsuyu: Es solamente un hombre -la interrumpió Tsuyu-chan, que hasta ese momento había estado callada, mirando por la ventana-
Uraraka: ¿Y eso que quiere decir? -le pregunté yo, que aún no terminaba de entender-
Tsuyu: Que los hombres son todos iguales -me contestó alzando los hombros, con un gesto de desgano-
Todas: ¡Eso no es cierto! -le dijimos al mismo tiempo, incluso Hagakure-chan, quien, despechada y todo, se negaba a aceptar la afirmación categórica de nuestra amiga-
Tsuyu: Son todos iguales -insistió Tsuyu-chan- No les importan los sentimientos, son superficiales, fríos, desconsiderados, caculadores, infieles...
Mina: Kirishima-kun nunca me fue infiel -la interrumpió Mina, que estaba de novia desde hacía un año, tres meses y veintidós días-
Tsuyu: Pero una vez estuvo dos semanas sin llamarte por teléfono -le recordó Tsuyu-chan-
Mina: Eso es distinto -lo defendió- Estábamos peleados.
Tsuyu: ¿Y por qué se habían peleado? -le preguntó Tsuyu-chan con cierta ironía-
Mina: Bueno... porque yo... yo quería... -balbuceó acorralada-
