Capítulo 5.

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Hacía ya dos semanas de la desaparición de Naiara, nadie había ido a buscarla y tampoco nadie había dejado de pensar en ella. Iván regresó la misma mañana que leyó la carta al infierno, donde le estaban esperando. No volvió con una derrota, ni tampoco con una victoria. Se sentía sin sentido y así habían sido sus días desde que se había ido Naiara. Era una vida vacía , una vida sin nada por lo que luchar. No tardó en darse cuenta de que en la carta no decía totalmente la verdad, pero en cierto modo necesitaba odiarla. Odiarla por haberle abandonado de esa manera, por haber tenido miedo de él. Por haberle rechazado. Y es que había decidido dejarla ir, no buscarla y que ella misma se arrepintierá de su error. Que se diera cuenta de los daños que estaba causando. Aunque se había jurado que si volvía a tener la oportunidad de tenerla delanta la mataría, le quitaría su vida por haberle fallado. No llegaba a comprender como un demonio como él había podido ceder a los caprichos de una simple mortal, como había sido prendado de una humana. Él que jamás había tenido piedad hacía nadie, el que su alma estaba mancha de sangre y su memoria de pecados, estaba totalmente enamorado de ella. A pesar de todo el odio que sentía ahora mismo su principal preocupación era el estado de Naiara. No estaba dispuesto a dejar que nadie le hiciera daño, ni siquiera que ella misma se lo provocase. Y es que sabía que Naiara era capaz de quitarse la vida por los demás, por salvar antes a desconocidos que a ella. Por el miedo. Y ahora él también sentía miedo, un miedo aterrador que le paralizaba y hacía que todo pareciera más lento, incluso la inmortalidad. No sabía donde estaba Naiara e iba a ser juzgado ante el tribunal supremo por no haber cumplido su misión. El tribunal supremo habría de condenarlo a muerte, le arrancarían las alas delante de todos y sería la burla de todos sus compañeros. Y si no lo mataban le mandarían terminar con la orden y tendría que matar él mismo a Naiara. Sintió pánico, sintió odio y no pudo controlar todas las emociones nuevas que empezaban a florecer en su interior. En ningún momento pensó en retroceder atrás, ni siquiera en no haber conocido a Naiara tan solo hizo lo que todo el mundo esperaba de él. Entró en la sala con la cabeza firme y la espalda recta, su mirada fue directa e imparable hacía los ojos de su señor. Su amo, jefe de todo lo que él conocía no tenía aparienciencia permanente y nadie le había visto nunca en su forma original. Iván tragó saliva y desplegó su alas.Sus enormes y gigantes alas negras.Estos emitían un brillo cegador a pesar de la oscuridad que transmitía cada pluma de ellas.Aquella belleza solo comparable con la perfección del marmol y la transpariencia del hielo. Insultante al David de Miguel Ángel. Era una broma macabra hacía los mortales , tan vivo y a la vez tan muerto. Los ojos de su señor emitían una especie de desprecio, él sabía que era él Ángel Caído favorito de su jefe. Ahora era cuando Iván notaba más cerca la destrucción de su propio ser. Toda la sala le miró con aire de superioridad.El silencio se apoderó de la estancia, Iván miró fijamente a los ojos de su amo. Y todo el mundo miró hacía ambos y supo que el que mandaba iba a hablar:

-Iván que grata sorpresa la de tu regreso, nos preguntamos cuando volverías. Claro que dabamos por sentado que vendrías con la misión cumplida. Pero por otra parte, tu regreso es una alegría para nosotros. ¿A qué sí mis queridos aliados? Aunque es una lástima que debamos castigarte por haber incumplido una de nuestras normas más antiguas : No tener piedad hacía nadie. He pensado algo en ti y sería una verdadera lástima matarte. Eres el mayor guerrero que he tenido en mis tropas, aunque debes pagar tu deslealtad, eso esta claro. Por tanto tu sanción será está, escucha con atención mi querido Iván, matarás a la humana y traerás su cadaver ante mí. Pero antes de matarla le sacarás el Drishk que lleva dentro y lo encerrarás en un portal mágico. De ese modo tú serás el encargado de condenar a parte del alma de Naiara a la nada eterna. ¿O te parece injusto, mi querido Iván?

-En absoluto, mi señor.-La mirada de Iván era fría y calculadora, no había ningún tipo de sentimiento en ella. Daba una sensación de pánico , a cualquier persona le hubiera aterrado pero en los ojos del demonio se veía una nota de orgullo. La figura del diablo desapareció de la sala y con él todos los presentes de aquella extraña sentencia. Iván salió lentamente del lugar guardando sus alas negras. Todo rastro del Iván que había amado,que sentía pena había desaprecido. Ahora solo era un asesino y en sus ojos se podía ver la ganas de su presa.

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Bartolome no paraba de mirar a Naiara desde el oráculo mágico de los cielos. El aspecto de está dejaba mucho que desear, se había retirado a un pequeño piso de Barcelona. Por su aspecto se notaba que llevaba días sin comer y sin dormir, se había dejado muy descuidada y en debajo de sus ojos azules se podía ver unas grandes ojeras oscuras que cubrían la blancura de su cara. La preocupación de Bartolome aumentaba con el paso del tiempo y a pesar de las ordenes que había recibido la idea de ir a salvarla de algún modo se le hacía muy tentadora. Pero no podía,Iván no encontraría a Naiara al menos que está rompiese el hechizo del monstruo que habitaba en ella, pero si él se dirigía a buscarla Iván no tardaría en notar su presencia y la encontraría. Bartolome notó como el oráculo se había apagado, el monstruo que habitaba en ella poseía un escudo demasiado poderoso.

-Bartolome¿no crees que te estás preocupando demasiado por la humana?

La voz de Kayra era dulce y aguda, está transmitía cierta seguridad y dulzura. Los ojos de Bartolome se posaron en los de ella. Lo más visible de todo su cuerpo eran aquellas alas blancas y puras.Bartoome no podía poseer esas alas. La razón era simple, cuando un Ángel es destinado a ser un Ángel de la guarda se le debe quitar las alas para poder viajar a la tierra. Kayra su mejor amiga le miró con cierta tristeza,sabía que ella sentía algo hacía él más intenso y profundo que el simple sentimiento de la amistad. Por eso a Kayra le mosqueaba tanto el trato tan especial que mantenía B con a huamana.

-No me estoy pasando, es mi protegida y debo cuidarla. Me da miedo que le hagan daño o que muera. Si le pasase algo yo jamás me lo perdonaría, Kayra.

-La muerte es algo inevitable,Bartolome. Si no es hoy, será mañana. Además te han pedido que no vuelvas a interferir en su vida, sabes perfectamente que te quitarán el cargo de vigilarla. Eres un ángel no puedes tener ese tipo de tratos con humanos.

-Es más que una vida, Kayra ella es mi vida. Y me da igual que digan de mí, sé que es mi deber como Ángel apoyaros a vosotros, mi hermanos, pero he de protegerl y cuidarla de ese Ángel Caído.

-Lo siento, pero tú sabes más que nadie que yo tan solo soy una mandada y me han dicho que te comuniqué que debes cumplir las ordenes.

Kayra se retiró de la estancia dejando con ella un pequeño perfume a violetas en pleno rocío. Bartolome pensó en ella y se dio cuenta de que antes él también la había amado, la quería mucho y seguramente hubieran estado juntos para siempre si no hubiera conocido a Naiara. El recuerdo de Naiara invadió todo su corazón y su mente. Cuando la vio por primera vez estaba abrazada a un maldito aliado del reino oscuro pero en ningún momento dudó de su alma pura. Ahora era para Bartolome lo más duro, el hecho de no poder verla tan solo a través de un oráculo y no poder tocarla se le hacía imposible. Él había caído en un juego donde no tenía escapatoria, estaba en las garras del amor y no entendía porque no podía salir de esta situación. La visión de Naiara casi desnutrida sentada en el suelo del salón en aquel piso se le hacía ahora más que nunca aterradora. Pero no podía fallar a su reino, no podía defraudar a su señor y tampoco a sus hermanos estaba entre la espada y la pared. Caminó derrotado hacía su cuarto, dejando de ese modo la sala mágica de los hechizeros cuando empezó a parpadear el oráculo. Algo malo estaba pasando con Naiara, se acercó corriendo hacía él y pudo ver con total claridad como Iván se posaba ante la indefensa e inocente Naiara. Bartolome no podía creer lo que veía, ella lloraba desconsolada de felicidad al verle y él mantenía algo así como una máscara. En sus ojos no se podía ver ningún tipo de sentimiento hacía ella, y desde el oráculo se podía percibir la frialdad que transmitía su rostro. Naiara no pudo ver como su vida corría peligro con la presencia de Iván cerca ya que las lágrimas cegaban sus ojos, pero no tardaría en darse cuenta que no era el Iván que ella conocía , si no uno mucho peor.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2012 ⏰

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