Un Amor ¿Fallido? I

IV

Martes 9 de Noviembre de 2018

—Aún no puedo creer que no me haya tocado contigo —decía Louis que estaba a mi lado apuntando lo último de la clase.

Estábamos en clase de química, el profesor nos dejó juntarnos en parejas y yo me vine con Louis para hacerlo, no era algo difícil pero si eran muchas fórmulas y teníamos que anotarlas todas en un pequeño formulario que habíamos llevado desde que iniciamos el semestre y el cual, si lo teníamos completo nos evitaba el dolor de tener que enfrentar un examen.

—Pues sí, pero de nuevo, yo no elegí a mis compañeros —le digo mientras terminaba de apuntar la última fórmula.

—¿Y no se te hace mucha coincidencia que hayas quedado con exactamente Eduardo y Erick tus amigos doble E?

No pude evitar reírme por eso y lo hice, pero no muy fuerte para no molestar a nadie.

—¡Vamos Louis! Tu estás con Saúl.

—Sí lo sé... pero no es como que seamos los mejores amigos del mundo, y esa chica no para de mirarme —dice mientras dirigía la mirada hacia donde se encontraba Diana—. Creo que le gusto.

—No me digas —digo rodando los ojos—. Por favor Louis ¿eres tonto o te haces?

—No voy a responder a tu pregunta Anian, pero si te voy a decir que...

Su discurso fue interrumpido por el timbre, indicando que las clases habían terminado, en ese momento ambos comenzamos a guardar nuestras cosas.

—Esto no se queda sí Anian, tu crees que yo estoy tonto por no darme cuenta de las cosas, y es cierto... pero yo creo que eso también te queda a ti —dijo, se colgó su mochila al hombro y salió del salón.

Me quedé atónito por su comentario... pero la desecho ya que no lo creo, yo siempre me he dado cuenta de las cosas así que no sé a que se refiera Louis.

Mientras terminaba de meter mi última libreta a mi mochila llego Eduardo y se sentó frente a mi, esperándome.

—Bueno, pues llegó la hora de irnos a tu casa querido amigo An —dijo Eduardo muy exagerado y logra sacarme una sonrisa.

—Sí, estoy ansioso por iniciar eso, lo bueno es que los otros profesores se dieron cuenta de lo que hizo el profesor de Historia y solo nos han estado dejando actividades para la clase.

—Sí, eso esta muy bien por su parte, ya tenemos suficiente con ese cascarrabias, me imagino que ni sus hijos lo aguantan —eso hizo que soltara una risotada.

—¿Y tú cómo sabes siquiera si tiene hijos? —digo sin parar de reír.

—Una vez lo mencionó, y supongo que los ha de tener aterrorizados con ese sentido del humor tan horrible... y ya no hablemos de su cara, parece un psicópata de esos que se encuentran todos locos y solo pensando en matar.

—¡Dios mío Eduardo basta! ¡Me vas a matar de la risa! —me pongo una mano en el estómago que ya me duele por tanto reír.

Él sonría de forma tierna y me revuelve el cabello.

—Anda, vámonos —dice muy bajito y ambos nos levantamos para después salir por la puerta del salón y dirigirnos a la salida de la escuela.

Su mamá ya nos estaba esperando en la entrada, por lo que Eduardo se adelantó y abrió la puerta trasera para que pudiera entrar, yo le agradecí y luego el rodeó el auto para irse al frente, al lado de su madre ya que al lado de mi estaba todo el material que vamos a usar... y se veía costoso.

Eduardo y su mamá iban discutiendo, alegando que Eduardo ya tenía edad suficiente para poder utilizar el auto el mismo y venir solo a la escuela, pero su mamá le decía que aún no tenía la edad suficiente, alegando que apenas acababa de cumplir los 17 años.