t h r e e

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―Estás seguro a cerca de esto?
Jaebeom evadió a Yugyeom, su beta, mejor amigo y el tipo que siempre cubría su espalda, porque en ese momento no tenía tiempo para escuchar a su amigo regañarlo.

Especialmente considerando que acababa de terminar una reunión grupal con el resto de la manada.
Tuvo que explicarles a los hombres y mujeres de su manada que traía a alguien que tenía el defecto de estar combinado con su lobo en el mismo cuerpo, en lugar de poder cambiar de uno a otro a voluntad.
Hubo algunos a los que no les interesó, y otros que se molestaron sobre tener a su preciosa manada contaminada por la misma persona que fue enviada lejos tantos años atrás. Algunos pensaron que Jaebeom a propósito estaba despreciando a su padre muerto, ya que había sido éste quien expulsó a la familia del joven.

―Beom, te estoy hablando.― dijo Yugyeom.

―Lo sé, te estoy ignorando.― respondió Jaebeom, caminando de regreso hacia su casa donde sabía que Youngjae estaría esperando.

―Bueno, puedes dejar de hacerlo.― Yugyeom demandó, tomando a Jaebeom por el brazo y jalándolo para detenerlo. Jaebeom miró hacia la mano de Yugyeom, y lentamente movió su mirada de regreso hacia el hombre. Yugyeom lo soltó, pero no bajó la mirada ni mostró su cuello. Miró directamente a Jaebeom.

―La única razón por la que no te pongo sobre tu espalda en este momento es porque somos amigos.― dijo Jaebeom.

―Entonces entenderás por qué estoy preguntando si estás seguro de esto. Él es un defecto, Beom.― Yugyeom le respondió. ―No puede cambiar a su lobo, y aunque pudiera darte una camada de cachorros, serían tan pequeños y débiles como él.

―Entonces esos serán los niños que tendré.― dijo Jaebeom, dio la vuelta y empezó a caminar de vuelta a su casa. La esencia de Youngjae lo estaba llamando. Notó un toque de lujuria en la esencia de Youngjae cuando el hombre entró a su casa en la ciudad; fue la peor lucha y la más dolorosa de su vida, el tener que esperar a regresar hasta su manada. Y luego tuvo que hablar con otros miembros de la manada, tratando de evitar que se les erizara el pelo cuando finalmente algunos de ellos se dieron cuenta de que Jaebeom no estaba bromeando, y que en realidad estaba cumpliendo su palabra de traer a Choi Youngjae de regreso a la manada.

De hecho puso a un hombre boca bajo, jalando el brazo del tipo sobre su espalda y torciéndolo hasta que el lobo gritó de dolor. Si Jaebeom lo hubiera retorcido un poco más, el brazo del hombre se hubiera torcido.
Maldito.

―Estoy seguro de esto. Es mío y está aquí.― Jaebeom le dijo sobre su hombro, y entró a su casa antes de aventar la puerta cerrándola.
Tuvo que tomar tres segundos para él, porque de otra forma se volvería loco. Jaebeom se quedó mirando hacia la puerta, su mano presionando el pomo tan fuerte que estaba seguro que estaba deformando el metal. Sus garras empezaban a sobresalir de sus uñas. Apenas dolía, no desde que era un chico y tuvo su primer cambio, pero olió la sangre y eso atrajo a su lobo más a la superficie.

Después de tanto tiempo lidiando con esas espinas de idiotas, el alfa en
él le urgía por despedazar todo y a todos en tiras.

Todos estos años. Finalmente tenía a Youngjae de regreso, justo donde debería estar y los hombres y mujeres de su manada podían hacer poco más que quejarse y presentar sus preocupaciones sobre que la presencia de Youngjae podría alterar el cambio de sus propios hijos. No había ninguna prueba que indique que un defectuoso tenía la capacidad de influir en los otros sólo con estar cerca. Youngjae había nacido con orejas, garras y cola y todavía nadie que hubiera nacido después de él en la manada había quedado atascado a medio cambio como él.

Sólo necesitaba llegar hasta su nuevo cachorro. Jaebeom soltó el pomo de la puerta y empezó a caminar rápidamente. Subió las escaleras de dos en dos.
La esencia se hacía más fuerte con cada paso que Jaebeom daba, provocando que se apresurara ya que su pene empezó a levantarse y endurecerse hasta proporciones dolorosas entre sus piernas.
Pudo recoger la esencia de lujuria de Youngjae por él, incluso antes de que Youngjae supiera quien era Jaebeom. Jaebeom lo quería. Esperó por tantos años por esto, y luego otros dos años más cuando Youngjae no vino a él como pensó que haría. No podía dar marcha atrás. Iba a joder y reclamar muy bien al hombre durante toda la noche ydía y ninguno de los lobos allá abajo de las escaleras van a decir una sola cosa de ello.

morder tus orejas ; 2JAE ; 1er libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora