s e v e n

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Youngjae se sentó en la barra de la cocina cuando Jaebeom lo sugirió.

―Debes estar hambriento. No has comido nada para el desayuno,

¿verdad?

Seguramente fue por el increíble sentido del olfato de Jaebeom que lo supo.

Probablemente también podía oler que Youngjae no se había lavado el semen seco que aún estaba sobre él de lo que habían hecho la noche anterior.

Esa parte fue vergonzoso como la mierda, y también un poco picante,

pero Youngjae en realidad estaba un poco contento por ello.

―Supongo que tengo hambre, pero es difícil pensar en comida en este

momento, sabes?-

―Sí,― Dijo Jaebeom. ―Tengo muchas explicaciones que dar.-

Curiosamente, comenzó a dar esas explicaciones que sentía debía dar, al mismo tiempo sacó un cartón de huevos de la nevera, junto con leche, frutas, otros vegetales y queso. Comenzó a preparar el desayuno de

Youngjae para él.

―Inicia con cualquier duda que tengas.― dijo Jaebeom.

―No sabía que supieras cómo cocinar.― dijo Youngjae impulsivamente.

Fue una buena cosa que Jaebeom no hubiera establecido una cantidad de preguntas que Youngjae podía hacer, de lo contrario habría perdido una.

Jaebeom le sonrió por encima del hombro, y comenzó a desmenuzar el queso cheddar y agregarlo a los huevos que estaba friendo.

―Los hombres lobo comen mucho. Ya sabes eso, sin embargo, ¿no es así?

Youngjae asintió.

―Sí, mi padre y hermanos comían como caballos. Jackson todavía lo hace. Marlia nunca comía tanto como ellos, pero tampoco comía tan poco como yo.-

―Lo noté la noche pasada― dijo Jaebeom.―Tu apetito es más humano.-Youngjae miró hacia abajo, y sus orejas bajaron.

―Eso no es una mala cosa,― dijo Jaebeom. ―No siempre pienses que si te comparo con un humano completo, quiere decir que has hecho algo mal.

―La cola de Youngjae se agitó un poco por esas palabras de consuelo, y sus orejas de lobo se animaron.

―Está bien.― dijo.

―En cuanto a la cocina, siempre me ha gustado. Comer fuera es conveniente cuando no hay tiempo, o cuando no quiero dejar mi habitación.―Dijo él sonriendo por encima del hombro a Youngjae de una manera que hizo que las mejillas de Youngjae llamearan. ―Pero de lo contrario, es un buen momento para mí para pensar. Puedo concentrarme un poco mejor cuando estoy enfocado en algo más.-

―Tiene sentido,―dijo Youngjae. A menudo había hecho lo mismo cuando estaba teniendo problemas con un problema de la escuela. Pensar en otra cosa y simplemente andar por las nubes en lo que podría ser una tarea sin sentido, como sus tareas, a menudo le ayudaba a ver un poco más claro.

Youngjae se aclaró la garganta. Correcto. Ahora era el momento de entrar en todas las cosas que Youngjae quería saber. Iba a ser valiente acerca de esto y preguntar por todo. No quería estar en la oscuridad acerca de lo que su papel era.

―Le dijiste a Yugyeom que yo era tu pareja. ¿Es eso cierto?—Jaebeom frunció el ceño y lo miró. No fue un gesto enfadado, pero del tipo
que estaba confundido.

―¿Por qué iba a mentirle a mi beta de algo así?— Youngjae se encogió de hombros. ―Te mordí y me mordiste.―dijo.
Una vez más, Youngjae no podía contestarle, y era una lucha el no alejar los ojos del hombre. Youngjae se recordó a sí mismo una y otra vez que
Jaebeom quería a alguien que lo mirara, no a alguien que desviara su miradalejos y se encogiera tan fácilmente.
Los ojos de Jaebeom se agrandaron.

morder tus orejas ; 2JAE ; 1er libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora