4. Mᴇᴍᴇɴᴛᴏ ᴍᴏʀɪ. (1)

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-¿Dónde estoy? ¿Qué está sucediendo? ¿¡Hay alguien ahí?!

La chica hiperventilaba en su habitación, incapaz de despertar de aquel sueño, hasta que un fuerte ruido la devolvió a la realidad. Su espalda se encontraba respaldada contra una pared de madera, que crujía con las fuertes corrientes de aire que había por la zona. Ya no se encontraba en aquella cómoda habitación, si no en un horripilante sótano con cuatro afilados ganchos.

La sangre rebosaba en aquella mugrienta sala. Ellie, de la impresión, comenzó a vomitar. Se sentía confusa y mareada, puesto que eso no lo había vivido nunca, estaba pasando por muchas experiencias horripilantes.

El miedo había invadido su cuerpo, pero aún quedaba algo de razón en su cabeza. Se fue apoyando en la pared, intentando buscar una salida. Llevó su mano directamente a su boca y nariz, tapándose sus fosas nasales para no respirar aquel putrefacto olor que emanaba la sala. Sus ojos rotaron directamente a lo que parecía ser una subida. Era una escalera no muy fiable, con algunos peldaños podridos. Aún así, se armó de valor para subir a un paso rápido.

Por cada paso que daba, las dichosas escaleras crujían, pero no podía detenerse ahora. Escaló rápidamente de las escaleras y salió de aquella choza, metiéndose en unos arbustos y respirando aire fresco. Deseaba poder ver el cielo habitual, pero de nuevo, se encontró con aquel rojizo horizonte, que la hacía estremecer.

–¿Qué haces quieta, quieres matarnos a todos?

La chica de la gorra apareció tras ella, alumbrando con una potente linterna. Estaba serena y con la compostura bien alta, parecía como si esto fuese su pan de cada día.

–¿Qué debo hacer?

La voz de Ellie era débil y entrecortada, tenía mucho miedo y no podía parar de temblar, aunque se sentía más segura hablando con Neah.

–Toma esto y busca la salida. Sabrás tú misma cuando activar el mecanismo de apertura. Si alguien te ve escondete, no hagas ruido, no utilices la linterna si no es necesario, puesto que las pilas son potentes, pero se agotan con facilidad.

La chica mayor lanzó la linterna a Ellie, la cual esta agarró en el aire. Se aferró a ella y escuchó el sermón de Neah, para pocos segundos después levantarse. No entendía muy bien que podía hacer para ayudar, así que prefirió quitarse del medio y seguir sus instrucciones.

Neah se fue a gran velocidad, parecía que se dirigía a una especie de edificio abandonado y de gran tamaño. Ellie pudo distinguir una especie de cartel, que indicaba el nombre de la propiedad, este era "Finca McMillan". Parecía una empresa grande, ¿acaso se encontraban en el mundo real? Ellie, esperanzada por esa teoría, merodeó por los alrededores, buscando algo que se pareciese a una puerta.

–...

Comenzó a recordar aquella melodía, la que escuchó hace un tiempo, en un bosque similar en el que se encontraba. También estaba empezando a recordar el sonido mecánico de una enorme puerta, un chirrido seguido de una estruendosa alarma. Estaba segura de la apariencia de la puerta, esto ya lo había hecho antes.

–¡ARGH!

Un gran chillido hizo que Ellie frenase en el sitio. Se le congeló la sangre al distinguir esa voz. Guiada por su instinto, se escabulló entre los árboles para poder buscar el origen del grito. Vio un cuerpo colgado de un gancho, pero que aún continuaba con vida. Forcejeaba para intentar salir, pero no era capaz. La sangre que brotaba del chico comenzó a formar un charco en el suelo, justo en la parte inferior del gancho.

La pequeña Ellie, fue de puntillas y se acercó a él. No era capaz de lidiar con el peso de David, pero reunió fuerzas para sacarlo de ahí. David tosía sangre, pero arrastraba a Ellie fuera de aquel sitio, a lo que esta se confundió.

–Él ya sabe que estamos aquí, tienes que irte.

–Te estás desangrando... ¿No deberías curarte?

Ellie tenía la sangre de David cubriendo sus manos, ropa y alguna que otra parte de su rostro. Este limpió la sangre del rostro de la chica y señaló una dirección.

–Si vas hacia esa dirección, podrás ver una salida y algunos compartimentos, corre hacia allí y busca un kit de primeros auxilios. Llegaré en un rato, si no, deberás salir por patas. Venga, ve, fus.

Hizo un gesto y empujó a la chica para que huyese en esa dirección, pero esta antes de irse pudo ver la silueta de un humanoide musculado. Se acercaba con lentitud a ellos, hasta que llegó a un punto donde la luz lunar le alumbró.

Aquel humanoide tenía clavos por todo su cuerpo y una máscara quebrada que cubría la mitad de su rostro. En su mano izquierda llevaba un par de cepos y en la derecha, un artilugio afilado que goteaba sangre... ¿Sangre?

Ellie huyó despavorida, mientras David distraía a aquel monstruo. La chica no podía dejar de pensar de quién sería esa sangre, o quién era aquel enorme ser, que les daba caza sin cesar. Sus piernas temblaban, pero por fin llegó a lo que parecía ser aquella puerta. Era exactamente igual a como la vio la primera vez, pero la luz no estaba encendida, así que supuso que el mecanismo no iba a funcionar.

Con la linterna en la boca, comenzó a buscar un botiquín para enmendar a David cuando llegase. Todo se resbalaba de sus manos, no podía parar de temblar y sus piernas no respondían. Sentía impotencia y tristeza.

¿Cómo iban sus compañeros a salir de aquel aprieto? No podía hacer nada para ayudarles, simplemente esperar a que sucediese un milagro.

"En el borde este de la Finca, cerca del bosque, están los restos del Depósito MacMillian. Los lingotes de hierro alojados en el interior eran los productos finales que salían a las cubas de fundición antes de que los propios trabajadores fueran alimentados al fuego. Disminuyendo los edificios circundantes, el masivo depósito puede ser escuchado crujiendo y gemiendo como si estuviera llorando con la angustia de los trabajadores incinerados."
Diario de Benedict Baker-La finca de los McMillan.

(Memento Mori tendrá dos capítulos, nos vemos en el siguiente. uvu)

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⏰ Última actualización: May 27, 2021 ⏰

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Las garras de la muerte. [Dead By Daylight]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora