EL RESCATE

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Cuando desperté me di cuenta de que lo hice demasiado temprano, yo creo, por la costumbre de levantarme a las 0300 horas de mi última misión.

Eran las 0400 horas cuando salí de mi habitación con la ropa de deporte y bajé a la cocina para hacer mi desayuno, que constó de fruta picada, una barra de cereal y un batido de proteína con dulce de guayaba.

Al terminar lavé mi plato y subí al  gimnasio de la tercera planta para calentar un poco, puse en el reloj de pared mi hora de entrada y me dispuse a hacer cardio.

A las 0500 horas el Italiano cruzó la puerta sin camisa, con una barra de cereal en la mano y cara de sorpresa al verme.

-De verdad -dijo estupefacto- es que tú no duermes o qué? -preguntó-

-Claro que.... duermo - le dije sin aliento mientras corría en la caminadora- solo que desperté temprano para calentar -dije tratando de restarle importancia-

Frunció en ceño y miró la hora en la que había entrado.

-Llevas una hora aquí! - dijo incrédulo-

Se quedó ahí parado ... unos minutos después agregó:

-De verdad creo que deberías parar de hacer eso -comentó señalando la caminadora- para cuando entrenemos te sentirás fatal.

Me reí con ganas de su comentario.

-Soy muy consiente de mis limitaciones físicas, coronel -dije divertida- que sean menos que las suyas no es mi problema.

Él solo camino hacia mí, apagó la caminadora y me cargó en su hombro como un costal de papas.

-No pienso permitir que arruines nuestro entretenimiento solo por qué no puedes dormir -me dijo dejándome en una banca- así que más te vale quedarte aquí.

Yo no le respondí, me limité a patear sus rodillas causando que cayera al piso con un alarido de dolor, luego tomé su brazo y le hize una llave.

- Jamás...Vuelvas... A... Tocarme... Sin.. Mi.. Consentimiento. -le dije despacio- o rogarás poder conservar el sentido del tacto.

El se safó de mi agarre y se dió la vuelta quedando justo a unos centímetros de mi cara, me tomó las manos y trató de llevarlas a mi espalda con una de las maniobras del Yuyitzu pero yo no lo dejé.

Luego, al ver la poción en la que estábamos y la cercanía que teníamos nos quedamos muy quietos, como si moverse fuera a desatar un tornado de problemas.

Justo en ese momento una adormilada Camille entró por la puerta.

-Hera, porque siempre comienzas antes que to... - No pudo continuar al vernos al italiano y a mi en tan comprometedora posición- creo que llegué en mal momento -comentó con una sonrisa picara-

Me levanté como si el italiano estuviera en llamas.

-No interrumpes nada importante Cam -le dije para restarle importancia- y ahora -agregué rapidamente- ¿dónde está Cristián?, ¿acaso no sabe que debemos ser puntuales?

-Aqui estoy -contestó el Colombiano,  entrando por la puerta- ¿me extrañaron?

Nadie contestó, solo comenzamos el entrenamiento para ver qué tal congeniabamos.

Lo primero que hicimos fue la parte física, yo estaba por encima de sus habilidades y solo Alessio era capaz de tratar de seguirme el ritmo.

- ¿No fuiste tú la que hizo cardio una hora antes de hacer esto? -preguntó sin aliento- ¿cómo es que estás tan entera?

IMPARABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora