MI PRECIOSA DEBILIDAD

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Al despertar reparé que Alessio todavía se encontraba dormido... sin darme cuenta me dispuse a analizar todo sobre su personalidad.

La verdad me encontraba aburrida y no lo había hecho antes así que, ¿porqué no?

Alessio es una persona egoista, rencoroso, seguro de sí mismo y, se podría decir, algo egocéntrico, claro que muchas personas podrían llegar a la misma conclusión conmigo, y hasta podrían llegar a decir que no tengo una debilidad.

Aunque sus debilidades son básicas también debo tenerlas en cuenta debido a su importancia en la misión.

Yo no tenía una debilidad.

Pero eso era ahora. Mi tan preciada debilidad falleció hace ocho años en un accidente que, la verdad, preferiría no recordar.

Mi debilidad tenía nombre y apellido, Maia Grey, si, mi hermana menor.

He conocido a muchas personas que dicen que sus hermanos menores les robaron el amor y que por eso los desprecian, pero con Maia no era así, me hubiese encantado que ella recibiera todo el amor de el mundo, aunque a mi no me dieran nada.

Recuerdo que, cuando era niña, yo solía ser el motivo de muchas de las discusiones de mis padres. Papá quería que yo lograra cosas para las que no estaba preparada y mamá lo reñía por exigirme demasiado, luego de muchos gritos papá cedía y al otro instante entraba en mi habitación.

- Lo escuchaste todo, verdad? -Me preguntaba.

Yo solo asentía con la cabeza y él me acariciaba el cabello como gesto de aprobación.

-Lamento exigirte demasiado, princesa -Me decia- Es que mi único deseo en la vida es que seas imparable.

Luego de acompañarme un rato se encerraba en su recámara, luego de unos pocos segundos se asomaban y entraban a mi habitación unos ojitos azules... Maia!

-Estás bien?- me preguntaba.

Yo siempre trataba de ser fuerte para ella, por eso le decía que si y le contaba historias sobre hadas o princesas en sus castillos hasta que se quedaba dormida.

Toda mi vida traté de ayudar a que Maia obtuviera todo mucho más fácil que yo, le ayudaba con sus exámenes, le daba técnicas que había descubierto y la ayudaba a entrenar siempre que podía. A mi padre nunca le gustó la idea de que le pusiera las cosas fáciles a mi hermana, pero eso no evitaba que yo lo hiciera.

Me hubiera gustado que Maia no perteneciera a la E.M.E.I, me hubiera gustado que ella se dedicara a cumplir sus sueños, que fuera una famosa doctora, una artista, una deportista o cualquier cosa que a ella le apasionara; Aunque, en la E.M.E.I, ó, no, me hubiera gustado que estuviera conmigo y estuviera orgullosa de mí.

No noté mi estado hasta que sentí unos brazos masculinos zarandeandome.

-¡REGRESA JODER! -Maldecia el italiano- RESPIRA.

Hice lo que me pedía, respiré y me calmé, cuando notó que ya estaba tranquila me miró fijamente.

-¿Qué diablos fue eso? -Preguntó muy serio-

No supe que responder.
Me sequé los ojos, me levanté y fui a toda velocidad a la tienda de Marco.

Él estaba sentado en su catre con cara de sueño.

-Hera? -dijo confundido- que pa...

No lo dejé terminar y me arrojé a sus brazos.

-Maia -Le susurré con la voz quebrada.

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⏰ Última actualización: Dec 17, 2020 ⏰

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