Otro montón de facturas golpeó el escritorio de Jaemin, sacándolo de su trance inducido por los villancicos, justo cuando había encontrado el ritmo adecuado para armonizar con las felices melodías de las vacaciones que sonaban a través del sistema de altavoces de la oficina. Ahora tendría que empezar de nuevo.
Bah, tonterías.
¿Cómo era que todo el mundo parecía estar tomando parte en todo tipo de travesuras mientras que él todavía estaba terminando el Agradable Catálogo? Todos los amigos de Jaemin lo hacían: colarse en la Gruta de Santa Claus, emborracharse con ponche de huevo y julepe de menta, bailar toda la noche, pero Jaemin no. Oh, no. ¿Cómo iba Jaemin a pasar su noche de viernes?
Archivando facturas.
No sólo sus facturas, sino también las de dos colegas que recientemente habían sido ascendidos para cortar galletas en las fábricas de dulces. Ya no se encontrarían allí, rellenando el papeleo interminable, sino con bocados celestiales de pan de jengibre, canela, vainilla, chocolate, y todos los tentadores sabores de la creación Kringle(*).
(*)Un kringle es un pastel escandinavo, es una variedad nórdica del pretzel. La palabra proviene del nórdico antiguo kringla, que significa 'anillo' o 'círculo'.
Todos los días, alguien nuevo lograba escapar del Abominable Departamento Administrativo para ir a pastos más mágicos y se había convertido en una especie de parada temporal para los recién graduados elfos en su camino hacia algo mejor. Jaemin deseaba ser uno de esos elfos. De hecho, dedicaba mucho más tiempo de lo que debería a soñar despierto con todas las posibilidades emocionantes, imaginando todas las alegres aventuras que había, aparte de rellenar papeleo y escribir. Entonces se acordó de por qué era uno de los únicos elfos que nunca pasaba de la ADA. Era lo único que sabía hacer que no requería de algún tipo de instinto o talento único. No era lo suficientemente creativo o hábil como para trabajar en la Firma de Construcción del alcalde Kringle. No tenía la habilidad de hacer tostadas, mucho menos poseía las habilidades necesarias para trabajar en las fábricas de dulces. No era ridículamente guapo, valiente o lo suficientemente especial como para ser uno del Escuadrón de los Rein Dears(*), aunque pocos lo eran. No era lo suficientemente duro para ser uno de los soldados de juguete del Rey Frost. Maldita sea, ni siquiera sabía cortar un rollo de cinta en la planta de embalaje de regalos.
(*)Rein Dears puede referirse a los renos pues la fonética de la palabra se asemeja a reno en inglés, que es reindeer. Por otra parte rein significa rienda o guía. Entonces rein dears vendría a ser los estimados guías.
Parecía que fue ayer cuando el Sr. Kringle había asegurado que Jaemin iba a encontrar su vocación como todos los demás. Después de todo, todavía era muy joven, apenas estaba en sus doscientos cuarenta y cinco años. Pero la mayoría de los elfos encontraban su vocación en el momento en que tenían ciento cincuenta y salían de la escuela de Santa Claus. La única razón por la que Jaemin era, una parte de la organización del Sr. Kringle era por el padre de Jaemin, algo que no había pasado desapercibido para todo el que lo conocía. Por lo menos, todos respetaban a su padre lo suficiente para no hablar de ello. O eso, o la compasión que sentían por Jaemin superaba las ganas de cotillear.
Conteniendo un suspiro, Jaemin recogió el último montón de facturas completado y de mala gana las llevó hacia el viejo y destartalado armario, el que debería haber sido reemplazado hacía décadas. La corteza de almendra habría sido una alternativa robusta a esa cosa.
—Oye, Jaemin.
Jaemin saltó en el aire, con el corazón palpitando ferozmente en el pecho por el susto inesperado. A su alrededor, las facturas flotaban como nieve cayendo y la oficina estalló en carcajadas. Tomando una profunda y constante respiración, Jaemin se agachó a recoger sus papeles, ignorando a su supervisor, quien se alzaba por encima de él con una sonrisa satisfecha. Odiaba cuando Jeno se acercaba sigilosamente a él de esa manera. Por supuesto, si dejara de soñar despierto, quizá Jeno no se adelantaría a él tan a menudo.
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Arreglando a Jeno - NoMin
Fanfiction𝐍𝐨 𝐭𝐨𝐝𝐨 𝐬𝐨𝐧 𝐛𝐫𝐢𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐩𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐧𝐢𝐞𝐯𝐞 𝐲 𝐛𝐚𝐬𝐭𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐚𝐦𝐞𝐥𝐨 𝐝𝐮𝐥𝐜𝐞 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐨𝐥𝐨 𝐍𝐨𝐫𝐭𝐞. 𝐋𝐨𝐬 𝐨𝐟𝐢𝐜𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐉𝐚𝐞𝐦𝐢𝐧 𝐲 𝐉𝐞𝐧𝐨 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐜𝐞𝐧 𝐨𝐭...