Capítulo 3

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Y finalmente era lunes, mi primer día de escuela, estaba sumamente nerviosa, «¿que dirán de mi?, ¿tendré amigos?, ¿seré buena en las clases?» Y miles de otras preguntas invadían mi cabeza, realmente era extraño llegar a esta altura del año, debía pensar en alguna corta historia para ellos, probablemente me preguntarán por qué llegue a finales de año a la escuela, y a la ciudad, y por qué mis padres no están. Dios, ¿que voy a hacer? Mis pensamientos siguieron así por un rato hasta que fueron interrumpidos por el sonido de mi celular.

—Hola —contesté la llamada al ver que era Haley

Es tu primer día, ¿no?, ¿como te sientes?, ¿quieres que te lleve?

—Si, muy nerviosa, y si por favor —dije respondiendo a todas sus preguntas y terminando de meter algunos cuadernos en mi mochila.

Tranquila, estoy en tu puerta en cinco —cortó la llamada, le mandé la dirección y minutos después sonó el timbre de la casa.

—Gracias por venir a buscarme, probablemente me hubiera perdido si iba sola —dije cerrando la puerta detrás de mí y comenzando a caminar junto a Haley.

—No hay de que, me quedaba de paso

Claro, acá todo estaba de paso, todo estaba cerca, y no había demasiadas cosas. Realmente esto era un pueblo, no se parecía mucho a una ciudad, pero el mismo nombre indicaba que era una ciudad, que extraño.

—¿Haley, por qué se llama white city, pero parece más un pueblo que ciudad?

—¿De que hablas? White city es literalmente la definición de ciudad, ya sabes, un lugar pequeño, con pocas cosas, pocas personas y donde todo está cerca. Un pueblo es todo lo contrario.

—Ah, claro, suelo confundirme entre los términos —Impactada, estoy impactada, ciudad ni siquiera significaba ciudad.

Caminamos a la escuela y al llegar todos se me quedaron viendo, era bastante incómodo, nunca me gustó ser el centro de atención.

—Buenos días estudiantes, el día de hoy recibimos a una nueva alumna que nos acompañará por lo que queda del año. Señorita Flowerdew, preséntese por favor. —Si, Flowerdew, no es muy común pero el hecho de ser inglés me hará pasar casi desapercibida ante las personas demasiado interesadas en orígenes latinoamericanos.

—Hola, mi nombre es Amber, llegué hace poco a la ciudad y espero que nos llevemos bien —mi cara estaba roja, eso seguro.

—Bien, siéntate por allá y comencemos la clase —indicó un asiento vacío al fondo del aula, entre una chica de cabello castaño y un chico pelirrojo, ambos se miraron entre ellos y luego me dirigieron una sonrisa.

—Hola —dije ya sentándome junto a ellos.

—Hola, yo soy Evie y el es Adam, nosotros te podemos mostrar el lugar si gustas.

—Claro.

—Supongo que seremos amigos, considérate afortunada, no cualquiera puede ser amiga de este bombón —dijo Adam haciendo que Evie rodara los ojos, pero a mi me causó bastante gracia.

✵✵✵

Las primeras dos clases ya habían pasado, Evie y Adam ya me habían dado un recorrido y ya era hora de la siguiente clase, el problema era que me había quedado organizando algunas cosas en mi casillero y les dije que podía llegar sola, claramente me equivoqué.
Me encontraba caminando por el pasillo cada vez más vacío y yo cada vez llegando más tarde. Miraba mi horario y las indicaciones que me habían dado tratando de encontrar la dirección correcta cuando choqué con el pecho de alguien. ¿Donde mierda había quedado mi visión periférica?

En otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora