Capítulo 5

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Y un nuevo día comienza. Ayer me divertí bastante, a decir verdad. Si, extrañaba mi casa, pero si iba a quedarme acá más tiempo, al menos lo haría memorable. Estuve reflexionando mucho sobre lo sucedido (de nuevo). No sabía cómo llegué a white city, ni como volver. Se suponía que para volver debía decir la palabra clave que había escogido, pero también se suponía que no podía ir a una realidad deseada-no deseada.

Era la primera hora de clases, historia. Nunca entendí la historia de mi propia realidad así que era de esperarse que tampoco entendiera esta. Por lo que, como de costumbre, estuve nuevamente sumida en mis pensamientos toda la hora, bueno, casi toda la hora, porque...

—Toma, pero no le digas a nadie. —por eso. Pero lo agradecía. Era Adam, que tenía una bolsa de galletas donut escondida debajo de su pupitre. Me ofreció una.

—Gracias. —le susurré tratando de que el profesor no se diera cuenta. Saqué otra y le eché un vistazo a Evie, que alzó las cejas divertida y extendió su mano para que le diera una.

Así que ni en esta realidad los del fondo dejaban de comer a escondidas. No sería raro que uno de estos días alguno de la ultima fila llegara con una parrilla e hiciera un asado. Genial, se me acababa de antojar un asado. Me preguntaba que habría de almuerzo en la cafetería, probablemente no sería asado.

Terminó la clase y ya nos encontrábamos saliendo al patio en el receso. Justo cuando estábamos por salir, unos brazos se colocaron en los míos, sobresaltandome bastante.

—¡Bu! —exclamó una voz femenina en mi cuello. Me giré rápidamente, se trataba de Haley.

—¡Haley! Casi me da algo. —le reclamé y se rio.

—Lo siento. Hola chicos —saludó a Evie y Adam, que hasta el momento solo observaban.

—Hola. —saludaron al unísono.

—¿Como te fue en la asamblea? —le preguntó Evie mientras retomábamos el paso al patio.

—Agh, fue un espanto. No nos pusimos de acuerdo en nada. El estupido presidente estudiantil sugirió clases de reforzamiento los sábados, ¡Venir a la escuela un día sábado! —todos pusimos cara de horror. Definitivamente no queríamos mas clases y mucho menos si era en fin de semana.

Así siguió contándonos algunas de las cosas que hablaron en la asamblea hasta que terminó el receso. Ibamos de camino al aula cuando me dieron ganas de orinar, si, justo cuando debía ir a clases. En fin, les dije que se adelantaran mientras yo iba al baño.

Al salir del baño choqué con alguien, literalmente acababa de incrustar mi nariz entre sus pulmones, estaba segura. Me froté la nariz y cuando levanté la cabeza vi a Andrew.

—Amber, hola.

—Hola. ¿De nuevo llegando tarde?

—¿De nuevo chocando conmigo cuando va tarde, señorita Flowerdew? —contraatacó divertido.

—Podría decir lo mismo de usted, señor... —me detuve, no sabía su apellido.

—Lawless. —terminó por mi.

—Sin ley, ¿eh? Muy apropiado para usted.

—¿Como sabe lo que significa mi apellido, señorita?

—Lamento informarte que soy una maniática de los significados de apellidos. —me encogí de hombros y él se rio.

—Bueno, ¿para donde vas?

—Para acá, tengo física. —reí por la cara de disgusto que puso.

—No se me da bien la física.

En otra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora