→ Un gran poder, conlleva una gran responsabilidad.
Y el tiempo de oscuridad se acerca; la farsa tranquilidad llegara a su fin, y el miedo dominara más impetuoso que nunca. De los huesos de su padre, la sangre de su enem...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
→ Primero de septiembre, segundo año.
—Recuerda no saltarte ninguna comida, Scar —dijo mi madre mientras peinaba mi melena castaña con sus dedos.
No me gusta que me llamen por mi segundo nombre, pero era mi mama, así que solo lo deje pasar.
—No lo hare, mama —respondí hostigada.
—Y si alguien te molesta, se lo dices a Agnes —dijo papa con una sonrisa.
—¿Para qué me molesté junto con ellos? —inquirí con ironía—, no, gracias. Debemos irnos o el tren nos dejara —añadí mirando a mi hermano menor, era su primer año en Hogwarts.
—Cierto —cedió papa, y miró a Cygnus—. Sea cual sea la casa en la que quedes, seguirás siendo nuestro pequeño, así que no te agobies.
—¿Aún si quedo en Slytherin? —pregunto sonriendo levemente.
—Aun si te mandan de vuelta a casa —bromeo mi padre, abrazando a Cygnus—. Pórtate bien, no te metas en muchos problemas.
—Los queremos y estamos orgullosos de ustedes —añadió mi madre, besando mi frente y poniendo una mano en el hombro de Cygnus—. Cariño, no olvides enviarnos una carta después de tu primer día ¿sí?
—Lo hare mama —respondió mi hermano rodando los ojos—. Debemos irnos, vamos Blair.
Abrace a mi padre, mientras mi hermano abrazaba a mama.
—Mándanos cartas cada semana —pidió papa, acariciando mi cabello cuando nos separamos.
—¿Y en qué momento hare la tarea?
Mi padre puso una expresión pensativa. —¿A última hora?
—¡Damon! —reprendió mi madre divertida. Papa me guiño un ojo por lo que termine riendo—. Solo no envíes cartas cada tres meses.
—Lo intentare —respondí, cargando mi baúl—. Hasta las vacaciones, vámonos enano.
—Adiós mama; ¡adiós, papa! —exclamo Cygnus.
Nos subimos al tren escarlata que hacia su última llamada. Buscamos un compartimento vacío, pero no hizo falta, porque Hermione salió de uno y agito su mano como saludo.
—¡Blair, por aquí!
—¡Mione! —dije con emoción, caminando hacía ella. Ver a mi mejor amiga después de meses y solo comunicarnos por cartas me hacía muy feliz, era todo lo que estaba bien en este mundo.
—Te extrañe —murmuro cuando nos fundimos en un abrazo—. ¡Hola, Cygnus!
—Hola Hermione —saludo mi hermano menor.
—Yo también —admití sonriendo cuando nos separamos—. ¿Has encontrado un compartimento? Espera, ¿están tus otros amigos contigo?
—Si y no —dijo haciendo señas para que la siguiéramos—. Estoy con Ginny, la hermana de Ron; una chica llamada Luna y con Neville. No sé dónde están los demás.
