Prólogo

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Kageyama Tobio no era una persona capaz de resaltar por sí mismo en el pasado, siendo tan extraño para el niño promedio, le costaba ser parte de un grupo por el obvio miedo al rechazo. No tenía un talento que mostrarle al mundo, todo se lo guardaba para sí mismo porque creía que así debía ser.

Era tan pequeña su presencia que comenzaba a acomodarse a no ser notado por nadie ni por nada.

Aunque las cosas eventualmente comenzaron a mejorar, aún habían cosas que rondaban en su cabeza y no le dejaban vivir tranquilo. Cada cosa que había sucedido en el pasado lo había marcado y se aferraba con uñas y garras a sus hombros, cargando una pesada e importante cantidad de sentimientos que debía lidiar.

De igual manera, esa misma tarde, su compañero de cabello anaranjado y rebelde se había sentado al lado suyo, preocupado porque el pelinegro no solía quedarse tan callado fuera de la cancha y reconocía que su rostro era una prueba viva de que estaba pensando demasiado.

Una de las cosas que molestaban enormemente a Hinata era el no saber exactamente lo que pensaba el armador, llevando su propia carga de tratar de ser de ayuda aunque no fuese problema suyo. Quizás tenía ese síndrome de tener que hacerse responsable de los asuntos ajenos.

──¿En qué piensas?── Había preguntado el más pequeño, acomodando la toalla sobre sus hombros.

El armador solo podía levantar el balón repetidas veces, practicando para sí mismo y aunque no parecía que pusiera atención a lo que estuviese diciendo el más pequeño, sus oídos estaban puestos en él. Era bueno en eso de encargarse de varias cosas a la vez si eran cercanas.

──En nada, ¿qué te hace pensar que estoy pensando en algo?── Preguntó en voz baja, concentrado en no dejar caer el balón.

──Te he visto muy callado.

──¿Así de extraño es?

Hinata vaciló un poco en su respuesta, temeroso de hacerle enojar. No le gustaba pelear con él, era tan irritante sentir que cada vez que Kageyama abría su boca perdía un poco más y no encontrar palabras para hacerle frente.

──Bueno, sí es. Quiero decir, no me has insultado en todo el día.

──¿Qué demonios?── Preguntó el pelinegro, antes de sostener el balón y mirarle de reojo. ──No sabía que tenías tendencias masoquistas.

──¡Ya cállate, no me refería a eso!

De todas maneras, a Tobio no le importaba. ¿Por qué estaba tan interesado en saber qué estaba pensando? ¿Era estúpido? ¿No sabía cómo evitar meterse en los asuntos ajenos? Tan molesto...

El silencio volvió a inundarlos y no se escuchó una palabra por ninguno de los dos durante mucho tiempo. La incomodidad era tanta que Hinata no pudo evitar abrir su boca de nuevo:──Nunca me has contado sobre tu familia.

──¿Tanto te importan esas cosas?── Volvió a defenderse el ajeno, siguiendo con su movimiento del balón.

──Pues claro, idiota. Eres mi compañero de equipo y me preocupo por ti.

Si hubiese sido Tsukishima, probablemente lo hubiera tratado de avergonzar con palabras innecesarias y agradecerle de manera ácida o burlarse por su cuidar de otros. Pero no era él, claro, había una larga distancia en la personalidad de Tobio y la de Kei.

El silencio duró mucho más tiempo y Hinata quiso morirse de lo incómodo que era todo aquello, pero curiosamente el primero en hablar era el otro.

──Supongo que no me hará daño.── Murmuró, deteniéndose y dejando el balón de lado, dirigiendo su mirada al frente.

No sabía si quería escuchar por el rostro que tenía, pero su naturaleza curiosa le invitó a adoptar una mejor posición de escucha. Todas esas preguntas rondaban en su cabeza: ¿Quién era él? Aparte del armador egocéntrico que solía ser, ¿cómo había llegado allí? ¿Por qué era así como así? ¿Por qué esos pequeños comportamientos suyos? ¿Qué hay con esa manía se escapar cuando alguien alza la voz hacia su persona?

¿Quién era Kageyama Tobio?

FIREFLIES ホタル Haikyuu!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora