Querida Danielle. ©

Lo que viene despues

Después de hablar con el abogado y acordar otra cita para terminar el papeleo, entré en la habitación de nani y me quede junto a ella el resto del día, viendo su rostro pálido lleno de heridas y recordando cuando era niña y ella jugaba conmigo a la pelota o peinaba mi cabello y lo adornaba con flores, definitivamente ella no podía morir no sin antes responder todas las preguntas que estaban en mi cabeza.

Se oyó un quejido que me hizo reaccionar y voltear hacia nani.
-Linda, ¿que haces aquí todavía? - dijo ella con una voz débil.
- Esperaba a que despertaras - dije acercándome más a ella - y si que me hiciste esperar eh?
- Niña, niña ya no esperes nada de esta vieja anciana moribunda - me reprendió ella.
-Para tu pesar y el mío si espero -dije mirándola fijamente - espero que vivas, espero que luches y espero respuestas.
- Cielo mío, créeme que por ti haría lo que me pides pero me temo que en estos momentos es imposible, yo estoy muy mal y no tengo ni la fuerza ni la motivación para seguir - dijo ella con resignación - pero puedo darte respuestas todas las que quieras.
Mi vista se empezó a nublar de sólo pensar en sus palabras.
- No digas eso - susurre mientras las lágrimas caían de mis ojos.
- Si tesoro tienes que ser fuerte, fuerte por todos, por mi, por ti, por ashton - la mención de mi padre me altero - tendrás todas las respuestas que quieras sin embargo yo ya estoy muy débil para que las escuches de mi, pero no te preocupes cielo todo esta arreglado.
- No estoy dispuesta a dejarte ir - dije con la voz quebrada -no quiero ser fuerte, no quiero saber nada si eso te hace quedar conmigo.
- La vida no nos da lo queremos, nos da lo que necesitamos - después de eso cerró sus ojos.

Decidí retirarme y dejarla descansar después de todo la había agotado mucho, se que era envidioso de mi parte pedirle que se quedara en el estado que se encontraba, pero necesito de ella, algo me quito a mis padres sin embargo ella estuvo ahí siempre para cuidarme y consolarme, no tenía a nadie más en el mundo si ella se iba ¿que iba a ser de mi? La vida solitaria simplemente me deprime.

Camine en silencio desde el hospital hasta casa entre paso y pensamiento, la luz se esfumó y la noche se apoderó del cielo, cuando porfin llegue a mi casa y entré en su magnífica y espeluznante soledad y mientras me sumergía en la casa pise un sobré al abrirlo habían dos cartas una era del abogado que decía:

Señorita danielle su tía dejo esta carta entre otras cosas para usted poco a poco se las haré Llegar según sus especificaciones espero le resulté de utilidad, me alegra poder cumplir sus últimos deseos y si después de la muerte de la señora Zoe usted necesita ayuda jurídica no dudé en contactarme.
Andrew O'Brien, Abogado.