Sobre el amor y las segundas oportunidades.
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Este es el mensaje que le envié a mi ex, un día como hoy hace un año. En ese momento llevábamos cinco años sin estar juntas y tres sin vernos. Aún recuerdo como tuve que mirar varias veces tras el cristal para asegurarme de que era ella a quien veía tras la ventana de la cafetería. La saludé, intercambiamos números otra vez y solo me atreví a mandarle este mensaje:
"¿Has conocido el amor del mal momento? Es ese que llegó cuando aún no estábamos preparadas, cuando nuestras cabezas tenían otros planes y nuestros pies andaban por caminos distintos. Siento que eso fue lo nuestro. Nos conocimos de pequeñas y la relación acabó de forma trágica. Ninguna estaba preparada para lo que una relación pide.
Recuerdo que en los meses que estuvimos juntas mis sentimientos eran una montaña rusa de emociones. Sentía que te amaba, que no podía vivir sin ti, pero también sentía que me ponías cadenas. Yo quería ser libre, pero contigo, y no sabía cómo hacerlo.
Recuerdo cuando íbamos al cine y me abrazabas emocionada al salir de la sala porque la película había tenido un final feliz. Cuando no lo tenía era yo la que iniciaba el abrazo e intentaba alegrarte. No hacía falta mucho ya que en ambos casos había gente que nos miraba extrañados por nuestra cercanía y nos reíamos inventando lo que pensarían.
También recuerdo que me agobiaba mucho no saber qué carrera escoger, la presión por acabar los trabajos a tiempo y tener que responder los mensajes que enviabas al minuto, porque si no te enfadabas. Pedía que el día tuviera más horas y tener un rato para respirar.
Rompimos por el desgaste de las peleas, pensamos que era culpa de la otra cuando ambas éramos tóxicas. Estaba segura de que tu eras demasiado dependiente y yo no sabía qué hacer con mi vida. No quería llevar a cuestas los problemas de alguien más. Nos refugiamos en nuestras diferencias y echamos balones fuera.
Ahora me doy cuenta de que el problema no éramos nosotras, sino el momento.
En estos años he crecido, he encontrado mi camino y ahora pienso que sí que éramos nosotras pero no nuestro tiempo. Ahora que lo pienso con detenimiento en la balanza pesa mucho más lo bueno que lo malo. No voy a pedirte disculpas por cómo actué. Fue porque era una niña y no lo supe cómo hacerlo mejor así que creo que fue mi mejor actuación. Creo que el tiempo nos ha cambiado a ambas, ahora no tengo miedo al compromiso y sé a dónde quiero llegar. También se a dónde quiero llegar contigo, si tú quieres. Quiero volverlo a intentar, ver si como me dice mi espina, o mi sexto sentido, estamos hechas la una para la otra.
Por favor, démonos una oportunidad."
Sé que la vez anterior quizás la cagué "mucho demasiado" pero sentía que nuestra ruptura solo fue un punto y aparte. Y, este, es el mensaje que le envío hoy:
"Estos 365 días han sido una prueba tras otra, una victoria tras otra. Me alegro de haber probado que tenía razón, nos merecíamos una nueva oportunidad. Me encanta que no hayas perdido tus gustos y que sigan siendo tan distintos a los míos. Que sigas disfrutando de pintar tus cuadros abstractos, aunque yo me quejo de que sigo sin entenderlo. Antes eso nos separaba, ahora hacemos mil cosas que, si no fuera por la otra, nunca probaríamos. Como cuando vamos a ver exposiciones y tu me explicas lo que significa cada pieza o como cuando me acompañas a clase de baile y te ríes de ti misma por tener "dos pies izquierdos" (que es mentira, te lo he dicho mil veces).
Ahora compartimos armario, aficiones, sábanas y vida. Pero a medias, no al completo, que cada una tiene seguir con el resto de sus metas.
La cantidad (y la calidad) de tiempo que pasábamos juntas era un problema cuando a ti se te hacía escaso y a mí excesivo. Vivir en pareja significa complementarse, no superponerse y ahora, si no tuviera tiempo fuera de casa y lejos de ti, no aprovecharía tanto los momentos que paso contigo. Porque el roce desgasta, parece que tú también te has dado cuenta, aún me sigo riendo de que esta mañana me echaras "a la puta calle" porque querías tener tu día de relax con tus amigas. Quién lo hubiera dicho.
El que dijo que las segundas partes nunca salen bien cayó en dos errores: El primero, es tratar a todas las parejas por igual, cada una tiene sus problemas y distintas razones por la que fallan; el segundo, es que seguro que no esperó lo suficiente como para que ambos caminos se juntasen de forma natural.
Soy feliz por nosotras, por nuestros roces, por nuestra atracción. Porque ya es un juego en el que se mezcla el amor con la pasión. Ahora me despierto junto a ti y pienso en lo afortunada que fui de tenerte lejos cinco años, porque, sin ese tiempo, esto no habría funcionado. Ahora no quiero pasar largas temporadas sin ti, por no querer no quiero ni que nos peleemos. Estoy preparada para pasar junto a ti el resto de mis días.
Sí, otra vez te suelto la bomba en un solo mensaje, pero ya sabes que me cuesta expresarme y que si lo deseas me expresaré así de largo y extendido por escrito hasta que la llama se apague.
Pdta.: Espero que eso no suceda nunca.
Pdta. 2: Ahora soy yo la empalagosa, me lo estás pegando ☹
Pdta. 3: Te quiero, te amo"
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Relatos lésbicos: Antología
RomanceRelatos sobre chicas que aman, desean y ¿se comen? a otras chicas.