Capítulo 13

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* llamada entrante *

- ¡ay! - grité

Sentía todo mi cuerpo dormido, y mi cuello contracturado. Asique alargue mi mano a agarrar mi teléfono.

- Beatrice - escuche el tono elevado de Carlos
- ¿que quieres? - pregunté frotando mi ojo
- ¿a que hora piensas llegar? - estimo enojado
- dejame ver - mire el reloj en la pared - no pienso llegar - reí
- ¿de que hablas? - preguntó
- no me siento bien - reí sin entender por qué - no iré -
- es por tu amo... - y corte el teléfono antes de que terminará la oración

Eran las 9:30 am, sentía que no dormía en años, simplemente ignoré el cuaderno que tenía a mi lado, simplemente dejándolo en la biblioteca levemente. Siempre actúe como si me estuvieran grabando. Disimulando mis sentimientos, haciendo como si nada me importara por sí alguien me estaba mirando, no quisiera que notarán que algo me afectaba, o que la muerte de Giovanni me estaba desarmando.

Caminando hacia la cocina noté que la computadora está encendida, recordando que ayer había corrido de casa a Fabiána. Aún así, no me pensaba disculpar con ella.

Esa mañana sonaba en mi cabeza como un enorme "booom" pero con un sonido hueco, como con una enorme ausencia en mi cabeza.
Calenté agua en una caldera antigua que me había regalado mamá, antes de quedarse en el asilo en Estados Unidos. Puse mi taza en la mesa y coloque un sobre de té dentro. La caldera indico que estaba lista, asique la apagué. Procediendo a poner el agua caliente en la taza, dejé ir mi vista hacia un calendario que tenía en la heladera, coloque mi dedo en una fecha en especial recordando que debía llamar a mamá, aunque no era algo que disfrutará hacer en realidad. El rencor enorme que le guardaba no se comparaba a nada. Pero aún así doble el papel y decidí que la llamaría hoy mientras seguía haciendo la búsqueda del hijo de aquel hombre.

- AAAY - Grité mientras se desbordaba el agua caliente de mi taza yendo hacia mi puerta.
Enseguida tomé una toalla mojada y la apoyé en mi pierna, aun así no fui capaz de dejar mi té enfriarse. Lo llevé en mi mano hasta mi escritorio, a un lado de mi computadora, mientras caminaba despacio con dolor en mi pierna.
Sentándome tome un cuaderno que tenía ahí abajo, y la apoyé sobre una montonera de libros que tenía a un lado.
Colocando mis lentes, até mi cabello comencé la búsqueda de personas. Me sentía una genial espía encubierta, sacando a la luz información privada. Aún así me dolía leer los nombres de personas con las que había tenido contacto, y que ahora simplemente estaban muertas.
Anotaba cada persona que pudiera tener al menos una conexión con el caso del Señor Walter.
Alan un chico de unos 20 años estaba en corcordancia con las indicaciones, aún así, cada vez que creía que encontraba a él hombre o chico de aquel origen, algo fallaba, pero no me cansaba, Debo seguir buscando uno a uno, hasta encontrarlo.
Me dormí cuando llegaba a las personas del grupo F me negaba a todo.
Pero, desperté otra vez con una llamada: "asilo de Seynep" era el asilo de mamá. Debido al rencor de tantos años, no tenía el coraje, apego y amor para darle el tan privilegiado: mamá.
De inmediato atendí el teléfono, mientras sostenía una lapicera para seguir en la búsqueda en mi boca, y mi dedo marcando la pantalla.
- Hola -
- Hola, soy Elisa -
- ¿Elisa? - pregunté sin reconocerle
- Si, Elisa, jefa del asilo, me acuerdo de ti Beatrice -
- Aaah si, pasame a ella - contesté molesta mirando la computadora
- Ay que mal educada - suspiró - ya te paso -
- esta bien - espere con el teléfono en el oído mientras llegue a la letra G me partía el corazón saber que Giovanni iba a estar allí, apenas de un tiempo de haberle perdido.
- Letra G - trague saliva rápidamente - letra G -
- ¿letra G? - preguntaron al teléfono al escucharme - ¿que dices querida? - era la voz de Seynep
- Si. Emmmm... Lo siento mucho, estaba hablando de otra cosa -
- entiendo hija -
- ¿como estas? - pregunte mirando la computadora y analizando aquellos nombres
- bien, querida, lejos de ti - su voz sonaba entristecida - sigo ciega como siempre - me recordó que era ciega, lo había quedado tras el accidente que se llevo a Papá, el cáncer lo hizo quedar más vulnerable a la hora de tratarlo luego del accidente
- ya iré pronto - conteste a modo de consuelo para que no me extrañara
- llevas diciendo eso hace 6 años -
- lo sé mamá, pero... - se me corto la voz
- ¿HIJA? - Preguntó ella - ¿estas ahí? ¿Cariño? -
- esto no puede ser, no es digno para el, merecía que fuera digno, ¡MERECÍA ESTAR ACA! - grité tan en alto
- ¿hija de que hablas!? - preguntó sin entender
- no puedo hablar ahora, debo irme YA -
- PEPEPEPE - dijo ella mientras yo presione el botón para cortarle

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