CAPITULO 1

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Kibum estaba acostado, como se había convertido en su rutina de vida desde hacia unas semanas. El médico de los gatos había venido a visitarlo nuevamente. Las noticias eran las mismas que había dado al dar su diagnóstico inicial, sus huesos sanaban muy lentamente debido a que el "accidente", como insistían en llamar a lo sucedido, había ocurrido cuando estaba en la transición entre gato a hombre. Después de mucho dolor, había logrado llegar hasta su forma humana nuevamente, pero de allí a poder levantarse de la cama, había mucho trecho por recorrer.

Sus hermanos lo visitaban de vez en cuando, su madre Gongju llegaba y le ayudaba a bañarse, luego peinaba sus risos rubios, le daba un beso en la frente y salía de allí tan rápido como podía. Yoosoon, su hermana mayor, estaba demasiado ocupada con el asunto de Jaejoong y su fuga con el lobo, como para visitar a su desvalido hermanito menor. Esa era una de las cosas que más le dolía a Kibum, aunque él era el menor de los cachorros, Jaejoong siempre fue el consentido. Era normal que olvidaran sus padres muchas veces al pequeño gatito que lloraba en la cuna.

Con una sonrisa amarga limpio una lágrima solitaria que rodaba por su mejilla, no quería que si alguien entraba lo encontrara con la guardia baja. Él tenía una reputación que salvaguardar, él era el bromista de la familia, la patada en el culo de todos los amargados. Jamás nadie sabría cuanto le dolía el eterno abandono.

Suspirando cansado comenzó a sentir el efecto relajante de la medicación que el médico le acababa de administrar. Supuestamente eso le ayudaría a calmar el dolor crónico de su espalda. Dándose por vencido cerró los ojos, a veces dormir era una buena idea, especialmente cuando tu vida apesta.


Unos fuertes gritos que venían desde el primer piso hicieron despertar a Kibum. Su corazón comenzó a latir tan fuerte que pensó que se le saldría del pecho al reconocer una de las voces, era Minho, el alfa de los tigres. El temor de que viniera a terminar lo que había comenzado durante la anterior luna llena lo embargo como si de una capa oscura se tratara.

Casi le parecía ver al imponente dios entrar por la puerta de su habitación, todo para tomarlo del cuello rompiéndolo con sus grandes manos. No era ningún secreto que Kibum le tenía miedo, y por muy buenas razones.

Apretando la gruesa manta de algodón contra su pecho, quiso levantarse de la cama, mala suerte que el fuerte dolor en su baja espalda le recordara la razón de que era cliente frecuente de su maldita cama. Sintiéndose indefenso comenzó a hiperventilar.

—¡El maldito cachorro esta emparejado! — Escucho el grito del tigre — Según el alfa Manjun el chico esta de encargo.

—Palabras, simples palabras—, se defendió el alfa de los gatos monteses—. Mi hijo no se emparejaría con un maldito chucho.

—Entonces te recuerdo cual fue el fallo del Consejo— la voz helada del tigre asusto más a Kibum que los mismos gritos —. Es hora de que me pagues según lo acordado y temo que no tienes con qué.

MINKEY - Cuando el tigre probo a su gatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora