Capítulo 1

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El viento frío hacía que su larga cabellera lacia color verde oscuro se esparciera por toda su estrecha espalda mientras se daba impulso en su patineta.

Da vuelta en Street Lombard adentrándose en las zonas residenciales más privadas de todo Oregón. Le gustaba esas calles desoladas donde podía libremente dar giros en el aire sin temor de que alguien se atravesara en su camino, ya que rara vez sus vecinos más cercanos salían a caminar a estas horas del atardecer.

Bueno, a cualquier hora del día. Las casas estaban un poco alejadas unas de otras por privacidad y a petición del dueño de la zona. Cada que se abría un nuevo complejo de terrenos para su venta lo promocionaba con su gran frase "El tesoro de toda familia es su privacidad" eso y toda la lista de beneficios que traía consigo al comprar en Great White. Estos consistían desde vigilancia las 24 horas del día y 52 semanas del año hasta cualquier tipo de establecimiento cercano, haciendo así, una forma más fácil de vivir.

Al pasar el complejo de residencias número 5 se topa con un lago que se encuentra en medio de toda la zona, haciendo de centro de encuentro.

Se detiene bajando un pie de la patineta color negra y frena con su talón haciendo un giro de 180 grados. Hace hincapié con su pie derecho que se desliza sobre la patineta hacia el borde, emplea fuerza para que este rebote y así atraparla en sus manos.

Camina hacia el pasto que rodea al pequeño lago y se deja caer en una postura estilo indio mirando hacia el horizonte mientras deja aún lado su vehículo.

Justo a tiempo.

Observa como el sol se iba ocultando poco a poco entre las veredas. Sin duda no cambiaría nada por esa vista. Cierra sus ojos verdes esmeraldas al momento que los últimos rayos de luz hacen su aparición escondiéndose tras esas colinas. Suspira y se deja caer de espaldas con los brazos extendidos escuchando los grillos y el casi poco audible sonido de las farolas al prenderse alrededor de la laguna.

Después de unos minutos se escuchan unas pisadas aproximarse haciendo sonidos extraños sobre el pasto con una capa de brisa. Había olvidado que el invierno hacía su aparición poco a poco trayendo consigo la humedad y esos días fríos lluviosos antes de una nevada.

No podía esperar en hacer ángeles en el patio tapizado de escarcha blanca y fría junto a su familia, después de caer tras una pelea de bolas de nieve, como todos los años desde que tenía memoria.

Las pisadas se detuvieron a un par de metros de su cuerpo, no hacía falta abrir sus ojos para saber de quien se trataba. Escucho como la segunda persona se tiraba junto a ella. No dijo nada y espero que su nuevo acompañante hablara.

Pasaron los segundos y abrió un ojo, encontrándose a un chico alto de cabello rojizo y ojos grises sentado con sus piernas estiradas con la vista hacia el frente.

Cerró los ojos y se acomodó mejor en el césped, que ya empezaba a mojar poco a poco su uniforme, el cuál consistía en una falda negra al igual que la corbata que recorría el cuello de su camisa manga larga de botones blanca junto un chaleco rojo quemado.

Escucho como el chico suspiraba y retenía una sonrisa, la chica sabía a qué se debía esa actitud tranquila pero emocionada.

— Mañana vuelve, ¿no estas emocionada? Porque yo sí —corto el silencio mientras tomaba unas piedras. Al tener suficientes, lanzo una al lago. Dio tres pequeños saltos antes de hundirse. Con un gruñido de frustración poco audible continuó diciendo—. Se que solo ha sido un mes, pero...

Se interrumpió al ver como la chica se levantaba y se estiraba para quitarle una de las piedras que había recogido de su alrededor. Vio cómo se estiro, dando un paso al frente y luego retrocediendo para al fin aventar la piedra con una curva perfecta haciendo que diera largos saltos hasta salir del agua.

Descendientes | TodoDeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora