Chaqueta roja, cinta azul y todo eso

18.- Pesadilla

Se despertó con un sobresalto violento, la piel fría y húmeda, el cabello dorado pegado a la cara. Jadeando, se sentó mientras trataba de borrar las visiones que la perseguían mientras dormía. En la noche de insomnio como esta noche, los recuerdos del pasado resurgirían y tenía que ver los horribles giros en su reino caído una vez más.

"¿Sable?" La voz de Shirou es arrastrada y somnolienta. "¿De nuevo?"

Ella se estremeció antes de asentir. "Lo siento, te desperté. Sigue viniendo..."

"No te disculpes."

Luego, cálidos brazos familiares se envolvieron alrededor de su esbelto cuerpo, tirando de su forma para presionarla contra la de otro. Shirou descansó su cabeza sobre la de ella mientras ella se giraba en su agarre, abrazándolo. Sus dedos recorrieron su cabello y trazaron círculos en su espalda.

"¿Fue Mordred?" preguntó suavemente.

Ella asintió.

"¿Quieres contármelo?"

Ella no vaciló. "Morgan la lastimó cuando era niña ... no hice nada y simplemente me quedé de pie, mirándolos ... no sabía qué hacer ..."

"Está bien", susurró. "Ella está ahora aquí, a salvo con nosotros".

Arturia asintió de nuevo. "Lo sé ... Pero soy un mal padre, ¿no?" una triste risa se le escapó mientras lo miraba con ojos brillantes.

Shirou negó con la cabeza y le dio un pequeño beso en la sien. "Tal vez lo estabas. Pero tú ahora mismo ... ni siquiera lo cuestiones, Saber. Mordred está muy feliz de estar contigo aquí. Ella misma lo dijo."