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📃.4

Cuando el joven se recuperó, el conde Jeon había desaparecido. Esto le entristeció de sobremanera a Seokjin, quién finalmente decidió volver a su hogar.

A su camino de regreso se enteró con gran pesar que todas las personas que habían tenido algún tipo de contacto con el, habían desaparecido.

Atónito volvió a Inglaterra, corrió a la mansión de sus padres y allí por un momento, pareció perder gracias a los besos y abrazos de su hermana, todo recuerdo del pasado.

- Me alegra tanto tenerte de regreso - Hablo la joven alegremente.
- También me alegra volver, te he extrañado tanto Jisso.- Hablo abrazando cariñosamente a su hermana, hace mucho no la veía  y estar así con ella, le daba un gran alivio.

Los días transcurrieron, y no tardó en llegar el momento en que la hermana de Seokjin debió ser presentada en sociedad.

- Luces tan hermosa Jisso, ojalá papá y mamá estuviesen aquí para ver en la hermosa y gran mujer que te haz convertido.- Hablo tratando de no soltar las lágrimas. La- A mi también me hubiese gustado que estuvieran presentes pero te tengo a ti y con eso me es suficiente.- Dijo la joven depositando un dulce beso en la mejilla de su hermano.
- Anda bajemos, los invitados esperan.- Ambos salieron para recibir a los invitados.

A la fiesta llego una multitud excesiva. Una fiesta no vista en mucho tiempo, donde todo el mundo estaba ansioso de dejarse ver. Seokjin apareció con su hermana. Luego, estando solo en un rincón, mirando a su alrededor con poco interés, descubrió la figura del siniestro ser. El conde Jeon estaba vivo.

A paso veloz se acercó a él, sujetándolo fuertemente del brazo, lo dirigió  a una de las alcobas.

-¿Por qué desapareciste tanto tiempo?- Soltó el joven molesto.
- Que yo tenga entendido, no tengo por qué darte explicaciones, joven Kim.- Eso hizo que Seokjin sintiera una gran furia y tristeza, acaso el conde no se daba cuenta de sus sentimientos por el.
- Lo hago por qué me importas. ¿Acaso no lo vez?-
Expresó está vez, con la voz entre cortada y lágrimas comenzando a bajar por sus mejillas.

-¿Que es lo que tengo que ver Seokjin?. ¿Tu amor, tus sentimientos por mi?. Siento desilusionar te pero yo no siento lo mismo por ti.- Hablo el conde fríamente.

-Entonces es verdad, cierto?. Todo lo que se dice de ti.-   - Creí que ya lo habías descubierto por ti mismo.- Afirmó el conde.
-Eres un monstruo - Grito Seokjin desilusionado.
- Un monstruo que tú amas.- Lo dijo con una sonrisa altiva.

Cómo era de esperarse, Seokjin cayó en un delirio inquietante.

- Yo te amo Jungkook, acaso no puedes sentir lo mismo.- Soltó mientras precautoria mente se acercaba al conde.
Tomo delicadamente el rostro de este entre sus manos, y depósito un casto beso en los labios ajenos. Beso que el conde no correspondió y tristemente Seokjin entendió, el no tenía cavidad en un corazón que no existía.

- Lamento mucho no corresponder tus sentimientos Seokjin, eres un gran chico, pero no el indicado para mí.- Con el corazón destrozado Seokjin asintió.

Y sin previo aviso alguno, el conde lo tomo del cuello mostrando sus filosos dientes. Clavandolos al instante en este.

Seokjin no mostraba miedo alguno, era tanto su amor, que no temió en pertenecerle de alguna forma a su amado.

Jungkook se separó del cuerpo inerte del chico, aferrándose a el. Al final, había conseguido lo que tanto anhelaba, un compañero para toda la eternidad.

                                               FIN

Cuando pueda sostener la eternidad
Sobre la palma muerta de mis manos,
tendré tiempo para escribir y expresar
todo lo que siento cuando estoy a tu lado....