1-DAISHINKAN

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"No hay mayor tesoro que el amor de una madre ni mayor pérdida que la de un hijo"

Un año se cumple desde lo que pasó, Daishinkan aún no puede creer que haya pasado simplemente fue algo que nadie esperaba, Mojito se volvió aún más distante que antes, Vados cayó en una depresión bastante fuerte, Marcarita parece siempre esperarlo afuera del castillo de su dios de la destrucción siendo devorada poco a poco por la culpa y Meerus fue el único que lloro.

Todo había cambiado, la mayoría de los ángeles estaban mas sensibles al punto de que les costaba ser neutrales un ejemplo era Korn que siempre fue uno de los mas perfectos e inquebrantables ángeles, le levanto la vos a su dios destructor solo por no estar de acuerdo en un asunto, Daishinkan quiere pensar que todo es una pesadilla que todo estará bien al final del día, observaba el universo 7 con la esperanza de verlo, esperaba que el saliera de ese castillo comiendo cualquier cosa o entrenando a simples mortales que buscan poder, esperaba verlo sentado leyendo un libro o burlarse de su dios con un comentario sarcástico, abecés lo esperaba a la puerta de castillo de Zeno sama para que le dijera alguna idea o simplemente lo fuese a ver, siempre lo regaño por tratar de acercarse por tratar de conseguir su cariño y aprobación haciendo visitas donde le llevaba un regalo que después tiraría a la basura, nunca fue muy cercano a el, Daishinkan lo descuido demasiado cuando era niño siempre puso su atención en Awano, Martinu, Cucatail y Korn mientras que siempre dejo de lado a los demás pero mas a Vados, Whis, Marcarita, Mojito y Meerus.

Sin darse cuenta una lágrima cayó de sus ojos, extrañaba su presencia en su vida, extrañaba sus comentarios sarcásticos y extrañaba que lo llamara "querido padre" aun cuando fuese inaudito que lo dijera. Quería volver a tenerlo cerca poder volver a escuchar su risa o siquiera ver sus ojos llenos de luz como ese día, miro ese artefacto en sus manos, un anillo de oro que su hijo le regaló por un día en la tierra al que llamaban día del padre, nunca olvidaría cuando se lo dio, no se dio cuenta cuando comenzó a recordar ese día tan claro que parecía haber sucedido recientemente.

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Whis viajó dos días hacia el Palacio de Zeno sama, en la mano llevaba una pequeña cajita de regalo muy bien decorada que miraba con una sonrisa de esperanza, llegó al Palacio de Zeno sama con un solo objetivo dar esa cajita, Daishinkan salió a recibir a su hijo de la mejor manera posible con un regaño por abandonar su universo sin excusa alguna y descuidar la tarea que su dios le había dado

- Whis no deberías estar aquí, vuelve al trabajo ahora -le ordeno algo molesto pues hace unos momentos había hablado con Mojito de un tema que no quería tratar en ese momento ni en ningún otro

- si, le prometo que volveré al trabajo querido padre pero solo quiero darle este presenté -sonrió entregando la cajita con sumo cuidado como si temiera que se le resbalara

el sacerdote contempló la cajita curioso de su contenido esperando que no fuera ninguna broma de mal gusto o una pérdida de tiempo como solía pasar con su hijo menor

- ¿Qué es esto? -pregunto inseguro pues una vez Marcarita le gastó una broma de esa manera

- es un obsequió de parte mía, en mi universo muchos planetas celebran hoy el día del padre donde celebran a sus progenitores -le explico sin borrar su sonrisa- y me dije a mi mismo que si los mortales podían dar al menos un presente por que yo no -rio un poco por sus propios pensamientos

Daishinkan miro la cajita y la abrió, era una de esas cajas donde se guardan anillos, la abrió y se encontró con un anillo de oro muy lindo para los gustos humanos, iba a reclamarle por abandonar su universo solo por entregar un regalo insignificante como ese cuando vio la sonrisa de su hijo y su mirada llena de brillo emocionado por ver la reacción de su padre, algo dentro de él le hizo no reclamarle si no que le hizo sonreír, Whis al ver esa sonrisa una la alegría que hace mucho no sentía volvió a él cómo una gran ola y como un niño pequeño abrazo a su padre lleno de emoción, en ese momento olvidó su puesto, lo olvido todo y solo pensó en lo feliz que estaba

- lo quiero padre -lo estrujó en sus brazos para después soltarlo- feliz día - lo felicito con pequeñas lágrimas de alegría y sin darle tiempo de hablar a su padre se fue

Daishinkan ya no sabia que sentir, una parte de él estaba feliz pero la otra estaba molesta por tal acto aún así se puso el anillo el cual le quedo bastante bien, un accesorio que pudo crearse él mismo, seguramente lo tiraría a la basura como todos los demás regalos pero no lo hizo porque sentía que si se lo quitaba algo malo podría pasar, no en el palacio del todo, no en los universos sino en sí mismo, en su corazón.

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En el presente agradece que nadie lo estuviera viendo, estaba arrodillado en el suelo observando ese anillo en su dedo y hasta ahora había notado que había un mensaje escrito en ese anillo de oro

- "para el mejor padre del mundo" - leyó el mensaje sin dejar de llorar sintiendo un gran peso en su pecho- yo también te quiero... -hablo con la voz rota sosteniendo el anillo con su mano que temblaba por el dolor en su pecho- por favor vuelve -rojo al aire esperando que este arrastrara sus palabras y se las llevara a su hijo

En ese momento lo único que podía recordar era la sonrisa de su hijo y esos ojos llenos de emoción que amenazaban con llorar lágrimas de felicidad, recordaba claramente esos ojos que no podía olvidar o más bien no quería olvidar.

LA DULZURA DE VIVIRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora