Capitulo X

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31 de julio.

Aunque le doliera el pecho como si se lo hubieran atravesado con un arpón, Ruby no pensaba demostrarlo.

Caminó erguida hacia su puesto de trabajo, no pensaba darle el gusto a Niall de verla huir de nuevo. No señor, esos días se habían acabado en ese instante. Pasó a un lado de ellos y les sonrió, como si fueran cualquier otra pareja que pasa a comerse una hamburguesa. ¡Ojalá engordaran!

Niall pareció sorprendido al verla, seguro no se esperaba esa reacción de ella. En el pasado, y no muy lejano por cierto, Ruby hubiera ido a enfrentarlos. Tal vez incluso les hubiera hecho correr del lugar.

Pero parecía haber exorcizado sus demonios. Sonreía de una manera dulce, aunque un tanto melancólica.

Ella se sentó tras la caja registradora y se puso a acomodar cosas. El temblor en sus manos la delató. Seguro se estaba muriendo de coraje. A Niall le daba gusto su reacción, significaba que él no le era tan indiferente como ella quería hacerle creer.

Era la quinta vez que Ruby acomodaba los servilleteros, cuando Héctor se le acercó, llevaba la orden de Emmanuel y su acompañante en las manos.

- Lo siento, - le dijo- estabas en la oficina cuando llegaron y no pude prevenirte.

- Déjalo. Me suponía una reacción así de él. Sigue siendo un niño.

-¿Quieres que…?

Héctor no pudo terminar la pregunta por qué Niall lo interrumpió. Ruby estaba tan concentrada mirando una mancha en el mostrador, intentando ocultar su mirada, que no lo notó pararse y dirigirse hacia donde estaban ellos.

-Supongo que es mi orden – obviando que él y su acompañante eran los únicos en el lugar.

- Así es – contestó Héctor- puede pagar la orden a la señorita.

Héctor fue hacia la mesa y dejó la charola frente a la chica. Mientras Niall sacaba un par de billetes y los ponía en la mano de Ruby. Intencionadamente le sostuvo la mano demasiado tiempo, pronto el contacto se convirtió en una caricia.

Ruby tardó en reaccionar, disfrutaba del tacto de Niall, aunque fuese efímero. Pero cuando cayó en cuenta que la chica que lo acompañaba los observaba, retiró de golpe la mano, casi como si le quemara.

- Necesitamos hablar – dijo él.

-Ya lo hemos hecho. ¿Lo olvidas?

- No, pero necesitamos hablar, sin golpes ni insultos.

Ruby sonrió triste y el gesto desapercibido para ella, hizo que un pinchazo le diera a Niall en el corazón.

- Yo creo que ya no tiene caso hablar. Cualquier cosa que teníamos por decir ya lo hemos dicho. Y lo que no se dijo, ya se lo llevó el tiempo.

Hasta hace unos minutos, Ruby deseaba con toda su alma hablar con él. Llegar a un tipo de acuerdo. Así que lo que salía de su boca, no era realmente lo que sentía. Tal vez lo hacía por querer verlo suplicar. O tal vez lo retenía platicando para encelar a la castaña, que los veía por demás intrigada.

Intrigada, más no celosa.

- Te equivocas Ruby, hay mucho que tengo por decirte, y también tengo tanto que quiero saber de ti. – él trato de tomarle la mano de nuevo, pero ella no se lo permitió- si realmente ya me olvidaste, no te importará ayudarme a hacer lo mismo.

En ese instante Ruby no entendió la magnitud de las palabras de él. Estaba más ocupada mirando intermitentemente y de soslayo a la chica que los observaba con un muy mal fingido desinterés.

- No lo sé.

- Sabes que no te voy a suplicar. Necesito que me ayudes a entender muchas cosas. Pero si no quieres no te obligaré.

- Está bien – aceptó ella con un sonoro suspiro – el próximo jueves es mi día libre. Nos vemos en el parque donde solíamos ir a pasear.

- ¿A qué hora te viene bien?


- A las… cinco. – Ruby ni siquiera lo pensó, estaba muy concentrada viendo como la chica castaña, totalmente opuesta a ella se ponía en pie para dirigirse a con ellos.

- Disculpe – interrumpió ella- nos podría poner esto para llevar, creo que se está enfriando.

- Claro – dijo Ruby y puso las hamburguesas en un contenedor de plástico – que tenga un buen día.

Niall ya no habló, pero sonreía. Solo Dios sabía que cosas pasaban por la cabeza de él. Pero era obvio que cualquier cosa que estuviera pasando, a la castaña no le gustó. Pues se lo llevó de ahí antes de que ellos terminaran la conversación y él no hizo ningún esfuerzo por oponerse.

Cuando la pareja hubo cerrado la puerta al salir, Ruby soltó el aire que aun contenía en los pulmones. Le dolía respirar y sentía que algo caliente le corría desde la garganta hasta el vientre.

No quería hacerse ilusiones, seguro Niall solo quería aclarar las cosas para dejarla ir, como ella misma ya había pensado antes.

Y seguro la castaña le tenía atrapado hasta con los dientes. La vio sonreírle, repegarse un poco a su brazo derecho y tomarle de la mano.

Él ya había rehecho su vida. ¿Qué esperaba ella? ¿Que aun estuviera esperándola, después de cinco años? Que tonta, era lo que ella llevaba haciendo.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2015 ⏰

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Jirones: Trozos de mi AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora