Mascotas renacuajos

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Dai se quedó pensando y analizó la situación. Miró a sus hijos y todos estaban vestidos o al menos, todos llevaban su ropa interior, así que no supo responder a la pregunta que le había hecho su padre.

- ¿de quién son? - se rindió y preguntó.

- pues míos - miró a otro lado.

- p-pero... - no sabía qué creer. Incluso en un ataque de confusión revisó si su papá llevaba calzoncillos.

- oye oye - empezó a reír - no me andes viendo por ahí que se te va a bajar el autoestima.

- ¡papá! - hizo mala cara - solo quería ver si en verdad eran tuyos, pero los traes puestos.

- que sean míos no significa que sean recientes Dai, tú que piensas inocentemente que jamás he pasado vergüenza, deberías conocer la historia de esos calzoncillos.

- a ver - suspiró - cuéntame.

- imagino que estás acostumbrado a tratar con mis ángeles Guardianes, ellos siguen siendo los regentes de los Universos después de todo.

- así es - asintió.

- ¿los conoces por nombre?

- no - se alzó de hombros.

- ay hijo, ¿qué clase de Gran Sacerdote no conoce el nombre de sus ángeles? Ni que hubieras tomado el cargo ayer...¿por Universo?

- eh, conozco a algunos, únicamente los veo cuando acuden a las reuniones de Zeno-Sama.

- bueno, para no hacerte largo el cuento uno de ellos tuvo la "maravillosa" idea de jugar verdad o reto; yo no lo sabía porque estaba jugando con Zeno-Sama en el arroyo pero ellos ya hasta habían maquinado un plan. - se sentó y su hijo lo imitó, era raro que charlaran por tanto tiempo sin estar peleando.

- pero papá, perdona que te interrumpa - lo miró - no me parece que esos ángeles sean de bromas, siempre están muy serios.

- pues es porque se comportan frente a ti...

- además de que dudo que después de una guerra se hayan quedado con ganas de jugar.

- pues eso ya depende de cada uno. Tú sabes que esa generación de ángeles, incluyendo a tu mamá y a mi, pasamos por cosas no tan bonitas, pero vivir una guerra no significa que se te quitan las ganas de jugar y sacar la vuelta, eso no es así.

- bueno bueno, sígueme contando.

- entonces fue cuestión de pocos segundos para que esos ángeles pillos estuvieran organizando cosas.
Le tocó al ángel del Universo 4 cumplir su reto, no es difícil diferenciarlo a él de entre los demás porque su aspecto físico es inconfundible.

- ya sé, ¿es el que toma el báculo con la mano izquierda?

- pues claro - sonrió - no tiene la derecha.

- Papá Pecas, ya lo ubiqué - asintió y sonrió al estar comprendiendo lo que su papá le contaba.

- ese, exactamente ese - asintió también - bueno... le tocó a él cumplir su reto y a Pascual, el del Universo 10, no se le ocurrió mejor idea que retarlo a que le quitara los calzones al Gran Sacerdote. - rodó los ojos divertido al recordar eso - claro que sabían que yo no los castigaría ni nada por el estilo, así que se aprovecharon de mi docilidad.

- ¿esa es la historia? - se extrañó - ¿y te dejaste así por así?

- no fue tan fácil... Max no quiso aceptar ese reto, así que ofrecieron dinero y la oferta estaba abierta para quien lo hiciera. No hace falta decir que me persiguieron por toda la montaña y luego los pusieron hasta allá arriba para que no pudiera alcanzarlos - los señaló.

12 Contra 1 Vol. IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora