Primer día de instituto

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(Perspectiva Rebeca)

En cuanto terminamos de comer nos montamos en el coche con ganas de conocer finalmente cómo es nuestra nueva casa en realidad, solo había visto fotografías y ahora con nuestros muebles sería diferente y aún había mucho que decorar y cambiar, pero lo primero era colocar todas las cajas que habíamos enviado hacía una semana.

-Ese debe ser el instituto- dijo papá reduciendo la velocidad cuando pasamos frente al edificio del instituto.

-Es más o menos como el de Península- dije- me gusta.

-Está algo lejos de nuestra casa- dijo pareciendo preocupado- tal vez debamos considerar comprarte un coche.

-Ya lo hemos hablado- dije- ahora mismo tenemos muchos gastos, con la casa, este coche y lo que nos queda por arreglar en casa, pensémoslo más adelante, cuando yo también consiga un trabajo a medio tiempo.

-Se que son muchos gastos- dijo mi padre- pero podemos permitirnos uno de segunda mano, solo debemos esperar un poco más para estabilizarnos.

-Prefiero que me compres una bicicleta- dije- la usaré los días que no llueva mucho y cuando sea imposible usarla iré andando o llamaré a un taxi si tú no puedes acercarme.

-Mira que eres cabezona- dijo sin insistir más en el tema- Creo que hemos llegado.

Detuvo el coche en la entrada a una casa de dos plantas y un ático. Las paredes exteriores de la casa eran de madera pintada de blanco, con los detalles en las ventanas y el tejado de color negro, simplemente perfecta. Al acercarnos vimos que en el buzón había un sobre y dentro de este estaba la copia de las llaves que habían utilizado los chicos de la mudanza.

-¿Lista para ver por fin la casa?- me preguntó mi padre tomándome de la mano.

-Más que lista- dije afianzando el agarre de nuestras manos.

Los dos nos acercamos a la puerta y él abrió dejando que yo fuese la primera en entrar. La casa estaba llena de cajas, pero aun así era preciosa, los muebles nuevos se mezclaban con algunos que teníamos en la antigua casa, el pequeño piano que estaba en el salón llevaba en la familia desde antes de mi nacimiento, había aprendido a tocar desde que tenía 4 años y me encantaba, la mesa de cristal para el té que estaba en el salón había sido un proyecto de artesanía en mi antiguo colegio, a mi padre le había encantado e insistió en traerla.

-Tenemos mucho trabajo que hacer- dije posando mi abrigo sobre el perchero que había en la entrada- ¿por dónde quieres comenzar?

-Creo que lo mejor sería guardar los alimentos en la cocina y empezar con las cajas que hay aquí abajo que sean de las habitaciones, el resto podemos hacerlo durante la semana- dijo papá- sé que en tu habitación querrás poner tus cosas con calma y además te tengo una sorpresa en el ático.

-¿Una sorpresa?- pregunté emocionada dando pequeños saltitos mientras llevábamos los alimentos a la cocina.

-¿Recuerdas que iba a hacer un estudio en el ático?- me preguntó.

-Claro- dije- para tus libros de medicina y todas esas cosas que traes del trabajo.

-Pues era una pequeña mentirijilla- confesó con una sonrisa- mi estudio es esa habitación junto a las escaleras y el ático es un estudio para ti.

-¿Para mí?- pregunté emocionada.

-Para que le des rienda suelta a tu arte- dijo- se que te encanta hacer manualidades, dibujar y crear cosas, pensé que necesitarías un espacio propio y no depender de si el salón o la cocina están libres.

-Gracias papá- dije dándole una abrazo- ¿te he dicho alguna vez que eres el padre más genial del universo?

-Solo cuando te compro chocolate- dijo correspondiendo mi abrazo antes de comenzar a reír.

Siempre juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora