muérdagos de amor

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      Cada vez que enterraba la pala en la nieve, era como sentía su corazón,  helado, duro, frío. Con cada palada quería vaciar su alma de la tristeza que sintió, al ver a Hermione junto a su esposo e hijos. Habían pasado ya 10 años desde la guerra, ella nunca se enteró de como ese año  en que tuvo que matar a Dumbledore, había estado apunto de no hacerlo, ya que se había enamorado de esa hermosa joven GRYFFINDOR, pero ella nunca tuvo ojos para el  solo para esa comadreja. Esa noche cuando la vio junto a ellos, pudo notar una leve mirada de tristeza, pero él que podía hacer por su insufrible sabelotodo. Se saludaron respetuosamente, algo le decía que su niña no era feliz. Ronald siempre fue egoísta y flojo, se había enterado de algunos deslices de él, la guerra le había dado una fama que nunca tuvo y eso le dio libertad para engañar a su esposa, porque sabía que ella era noble y lo perdonaría una y otra vez. Cuanto deseó arrancarla de los brazos de Weasley, pero le tocaba una vez más sufrir por amor no correspondido y aceptar que la dueña de su ser  se casaba con otro.

Severus Snape, hombre valiente, sufrido,sabedor de dolores de alma, acostumbrado a sacrificarse por los demás, pero lo que él no sabía era que había impactado tanto a Hermione, que desde ese día que se toparon en el callejón Diagon, ella no podía arrancar de su mente a ese hombre de ropajes oscuros y mirada de ónix de su alma.

Hermione, dos días antes de navidad, se habían topado con su antiguo profesor, Severus Snape en el callejón Diagon. Ella ya a sus 29 años, llevaba unos años casada, tratando sacar a flote su matrimonio con Ronald Weasley, todos sabían lo mal que se portaba Ron, cada cierto tiempo le daba por comportarse como Romeo y meterse con mujeres de poca monta. Muchas veces habían hablado con él; sus hermanos,  sus padres y hasta su cuñado Harry Potter, siempre le advirtieron que terminaría cansando a Hermione, pero él siempre se salía con la suya convenciendo a Hermione o ella dejándole pasar sus fechorías, sabiendo que volvería a hacerlo.

Ese día que se cruzaron con el profesor Snape, Ron llegó burlándose de su ex-profesor, contándole a los niños de como todos le temían en el colegio, que era muy malvado y cruel, que le decían el MURCIELAGO DE LAS MASMORRAS, haciendo gestos con sus manos para asustar a los niños, los cuales observaban a su padre atentamente el relato.

_ Basta Ronald, es suficiente, deja de burlarte del profesor Snape!!! No consiento que lo hagas !!!  por que no le cuentas también a los niños que gracias a ÉL , ganamos la guerra y que siempre durante 7 años cuido de nuestros traseros, Ron!! dile eso a los niños...cuéntales también que fue capaz de engañar al mismo Voldemort siendo doble espía, vamos Ron diles eso también, no les enseñes a nuestros hijos a ser unos irrespetuosos o juzgar a las personas sin conocerlos, ellos nunca han tratado con el profesor Snape y nunca tratarán con él,  ddebido que él ya no es profesor en Hogwarts.

Hermione levantando su dedo índice apuntando a Ron le dijo.

_Nuestros niños no tienen por que mofarse de un gran hombre y héroe de guerra, como Severus Snape, aún no puedes aceptar Ronald, que aún buscando los Orocruxes y estando lejos del colegio, él fue capaz de arriesgarlo todo, llendo a dejar la espada de Gryffindors, para que la encontráramos.

_ Vaya, vaya, así que mi bella esposa tiene un secreto, no me digas Hermione que te gustaba ese grasiento cuando éramos estudiantes.

Hermione con la rabia clavada en las pupilas y no queriendo perder el control  delante de sus hijos, miro a su marido y le dijo.

_NO RONALD WEASLEY,  NO SEAS ESTUPIDO!!!!
Ella completamente descompuesta por lo dicho por Ron, lo cortó en seco, mandándolo a ducharse y acostarse, ya que habían cenado fuera en un restaurante en el callejón Diagon.

Todos se fueron a acostar, excepto ella, que siempre tenía un poco de trabajo que hacer, trabajaba en el Ministerio de magia y siempre traía documentos a casa. Fue a su biblioteca, allí tenía su escritorio donde revisaba toda clase de papeles. Se sacó los zapatos y caminó descalza sobre la mullida alfombra, sintiendo un placer enorme, tomo una copa y se sirvió whisky de fuego, un poco fuerte para ella, pero se lo permitió, disfrutando estar sola en su lugar favorito de su casa, su biblioteca, le fascinaba sentir esa paz, rodeada de libros, el aroma le traía el recuerdo de cuanto amaba la biblioteca en Hogwarts , siempre adoró los libros, el olor a sus hojas viejas, eso le brindaba un gusto maravilloso a sus sentidos.

UNA NAVIDAD LLORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora