Ligera mención de sangre y uso de armas.
La tranquilidad con la que caminaba mientras observaba los árboles a mí alrededor se sentía tan irreal.Y lo era, después de todo era un sueño.
¿Por qué no se sentía como los otros?
El sol se alzaba en lo más alto pero no hacía calor, al menos no uno insufrible.
—¡Hey!— Escuché a alguien y me giré, más el llamado no era para mi.
La misma pelinegra de siempre corrió hacia la persona y se abrazó a ella. Me atreví a encaminarme a ellos y observar la escena. Era como si fuese un mero espectador pues, no parecían reparar en mi presencia.
La chica comenzó a sollozar en los brazos del chico, de una manera que me resultó dolorosa.
—¿Por qué no te quedaste anoche?— La escuché decir.— Me persigue...no puedo dormir.— Lloró.
—Solo son pesadillas... estarás bien.— El chico más alto acarició su cabeza en su pecho, supongo yo intentando calmarla.— ¿Quieres ir a la cafetería? Yo invito el almuerzo.
Me sentía apenada por haber escuchado aquella conversación ¿Qué tenía yo que ver con ella? ¿Por qué siempre nos relacionamos?
Inconscientemente comencé a caminar a la cafetería rascando cuidadosamente mi brazo, el viento era cada vez más fresco.
Empujé la puerta y sonreí ante la imagen: adolescentes de un lado a otro bromeando y riendo. Recordé entonces, que parecía contrario a todo lo que había vivido yo en mi época de escuela.
¿Debería tal vez disfrutar del sueño?
Mis ojos captaron algo, el mismo chico rubio agitando su mano y sonriéndome. Devolví la sonrisa y me acerqué hasta estar al lado suyo, sin cuidado me senté sobre la mesa frente a su silla. No me incómodo para nada que posara sus manos sobre la tela de mis jeans en los muslos. Lo escuché suspirar sin borrar su sonrisa.
—Me alegra verte.
—A mi también.— Contesté de inmediato, sintiendo imposible esconder la alegría que me causaba verlo.
Soltó una risita nasal antes de empujar la silla al frente y rodear mi cintura con sus brazos, dejando su cabeza reposar en mi vientre.
Parecía que este iba a ser un buen sueño. Parecía.
El ruido ensordecedor que se comenzó a escuchar proveniente del exterior me agarró con la guardia baja y me espanté a tal punto que el ritmo de mi corazón se comenzó a acelerar.
Uno tras otros los que parecían ser disparos nos pusieron en alerta a todos y con pánico me aferré al chico que me sostenía. Ágilmente nos dejó a ambos en el piso mientras intentaba cubrir mis oídos con sus manos, pero era imposible dejar de escuchar los disparos.
—¡Todos abajo, todos abajo!— Gritó el hombre a cargo y la mayoría no tardó en hacerle caso en cuanto los disparos eran dirigidos hacía la cafetería.
Tenía miedo, no lo negaré.
En un momento, dirigí mi mirada al frente, captando la imagen más perturbadora que preferiría olvidar al despertarme.
En el campo del lugar descansaba el cuerpo inerte de una de las mascotas de la institución que aún a pesar de notarse que la criatura no respiraba, su cuerpo era golpeado con brutalidad con uno de los extremos del arma por uno de los invasores, quien mantenía su cara manchada por la sangre que salpicaba y una sonrisa de pura satisfacción. Bajé la mirada con miedo a hacer contacto con aquel ser despiadado.
—...Hey, mírame.
Levanté la mirada, cruzando con los ojos del rubio. Sonrió ligeramente antes de acercarme más a su cuerpo y envolverme entre sus brazos, creando una burbuja cálida entre nosotros.
—No temas.— Susurró cerca a mi oído.— te protegeré, estarás bien...estaremos bien.
Y le creí.
Le creí, porque luego de sentirme resguardada entre sus brazos, de dejar que las lágrimas salieran sin pena alguna por el temor y de sentir la calidez de su cuerpo aún después de despertarme, con las mejillas empapadas de llorar por aquella pesadilla, la imagen desgarradora y sangrienta aún en mi mente y en la soledad de mi pieza...yo aún sentía su presencia.
Más que un mal sueño, había parecido una realidad.
SOCIO ESTA VERGA SE TUVO QUE HABER PUBLICADO HACE MÁS DE UNA SEMANA NO SÉ QUÉ PASÓ SE LOS JURO.
feliz navidad ahre