El Inicio

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La vida es cruel... eso es cierto... ¿Por qué habría de serlo la muerte también? ... Nadie debería de poder controlar la muerte... mucho menos, querer evitarla... temerle... huir de ella... al final, siempre llega... de un modo, o de otro...

Por el fuego vivimos... por el fuego, morimos

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Hace Mucho Tiempo Atrás

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En una pacífica aldea... rodeada de crepúsculos arrebolados, y grandes y gruesas ramas de bambú... repleta de pandas, amistosos, adorables... tiernos... pero de bien, y buen corazón... vivían en armonía, junto a su ciudad vecina, Gongmen... dicha gobernada por una familia de pavorreales, pero el momento de dicha familia, ya vendrá después... hasta hace algunas semanas... la felicidad invadía hasta el último de los rincones de aquella tan pacifica aldea... una pareja joven, había concebido a un hermoso y bello cachorro panda... un bello bebe de ojos color verde... pero no era un verde común... no... era el más curioso y raro de los verdes... el más especial y único por decirlo así... eran verdes... jade... una cría tan llena de vida, de energía, y felicidad... que se le fue arrebatada... el pequeño cachorro... de un día para el otro, había caído enfermo... y no importaba cuantos remedios se le dieran... ni cuantos curanderos visitaran la aldea... al principio, se tenía la idea de que sería alguna clase de resfriado leve... pero era todo lo contrario... pues de un día... fueron dos... y pronto tres... cuatro... hasta ser casi ya una semana y media desde que empezó... y el estado de salud del pobre cachorro, no parecía mejorar, sino empeorar... el pésimo estado de salud del pequeño había traído las nubes grises, y el sentimiento de tristeza a toda la aldea... y por más que lo intentaran... Li Shan... y Mei Shan... no encontraban método alguno para su bebe

- "Remedios caseros... alimentos... bebidas... plantas... y nada... ¡NADA FUNCIONA!" – Exclamo un molesto panda adulto dentro de una cabaña de cierto aspecto, humilde, pero suficientemente espaciosa por dentro, ante su cólera, con el brazo diestro barrio fuera de una mesa todo lo que se encontraba encima a esta, ya fueran vasos, platos, comida, o cualquier cosa, dejándolo caer al suelo de manera violenta, antes de frustrado, hacer gestos con ambas manos, pronto, pasando a posar estas sobre el costado de la mesa, donde la sujeto, e hizo grandes esfuerzos por no voltearla... mas, su estado fue ligeramente interrumpido ante una furiosa panda hembra, que estaba saliendo de una habitación cercana

- "¡Baja un poco tu volumen! ¡Vas a despertar a Loto" – Apenas el panda noto la presencia de la hembra, la vio por encima de su hombro, antes de regresarla sobre la mesa, y respirar de manera entrecortada, y pesada – "Ya bastante tiene con que no pueda dormir en paz por su maldita fiebre... y no necesita que su padre este gritando a todas horas ¿Lo sabias?"

- "Si, si lo sabía Mei, ya lo sé" – Dijo este a medias, entre susurros dolidos, antes de aflojar el agarre de sus manos a la mesa – "Ya lo sé... dos semanas... dos semanas... y nuestro hijo no mejora" – Después de terminar sus palabras, tomo una silla cercana, la cual acomodo detrás suyo, antes de tomar asiento en la misma – "...Tengo miedo... amor mío... temo... por nuestro hijo"

- "...Yo sé que si amor... yo lo se..." – La panda, rodeo pronto al macho por la espalda, rodeando a este del cuello con ambos brazos, llevando su diestra hacia el antebrazo de este mismo para acariciarlo, y su zurda la llevo hasta la mano libre de Li, donde entrelazo los dedos de la mano propia... con los suyos – "¿Sabes cómo lo sé?" – Pregunto esta... en un tono de voz libre de toda molestia... o ira, cambiada prontamente por un suave y dulce tono de voz más cariñoso y afectuoso – "...Porque yo estoy igual que tu... mi corazón... duele, de solo pensar que podríamos... que nosotros... que nuestro pequeño Loto"

Por el Fuego Vivimos, Por el Fuego MorimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora