Reencuentro a Ciegas

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El día ya había dado su inicio, era alrededor de casi el medio día, y a pesar de estar lejos de la hora de comida, en el restaurante ya había bastante gente, familias pequeñas o incluso familias glandes, y como era costumbre, Tigresa repartiendo, el señor Ping cocinando... apenas había pasado un día, pero la noticia sobre el fantasma de la paz, parecía ser cuento de esa misma mañana... para lo que se contaba, un grupo de cocodrilos bandidos trato de robar a la mitad de la madrugada a una familia granjera en los campos del norte... pero el robo fue frustrado gracias a la intervención del fantasma de la paz... más que un ángel guardián, muchos lo consideraban un justiciero... libre de las reglas de su misma sociedad... y si... hasta cierto punto, a las autoridades locales, les causaba un cierto enfado que ese sujeto, estuviera haciendo su gusto y voluntad respecto a esos temas... pero tanto no era como que pudieran hacer... ya fuera por miedo... o por no encontrarlo... pero aunque lo encontraran... ¿Qué harían? Tal vez no se tenía conocimiento total sobre lo que era, o quien era... pero muchos eran los nombres que le ponían, y muchas las historias que le inventaban... o leyendas que tan solo utilizaban para asustar los padres a sus pequeños en las noches de fogata... pero como se mencionó... nadie sabía la verdadera naturaleza, de este ser... Tigresa, discretamente, se había hecho un pequeño moño en la oreja con el pedazo de venda de ayer... era curioso... pues entendía que esa venda pertenecía al fantasma, pero por otra parte, era una venda roja, que no era roja como tal... su color, estaba dado... por la sangre del mismo ser que antes la portaba...

Mesa tras mesa, plato tras plato, fue que las ordenes volaron de la mesa a la cocina, casi terminado, sin embargo

- "Oye, meserita, por aquí" – Mando a llamar una voz cercana a una mesa junto a la entrada del restaurante, ahí se encontró con lo que parecía ser una leopardo de ojos azules y amarillos, ósea, pupilas azules, orbes amarillos... junto a ella, una leopardo de las nieves, ambas vestidas como damas "de clase" a quienes Tigresa no se tardó en acercárseles – "Yo voy a querer un tazón de fideos picantes... Y mi amiga"

- "A mi sírvame un tazón de dumplings con salsa agridulce, por favor" – Respondió la leopardo, Tigresa al término de su anotación, dio una reverencia, y se retiró a dar la orden a su padre – "... ¿Y...ya me contaras sobre lo que te paso?"

- "No vas a dejar de insistir con eso verdad" – Respondió la leona un tanto fastidiada, mientras que se cruzaba de brazos, y se acomodaba en su asiento – "¿Cuál es el interés en saber a todo esto?"

- "Por favor, solo quiero saber que te ocurrió... eres mi mejor amiga, te conozco de años atrás... y tan solo dos semanas lejos de casa... y llegas toda... toda diferente..."

- "Pffff... por favor, no he cambiado en nada, soy la misma de siempre..." – Respondió la leona con simpleza, cruzándose de brazos frente al pecho

- "...Akemi... no digas mentiras..." – Al decir esto, la leona se giró a la leopardo, y le gruño un instante, mas esta ni se inmuto – "Mírate... tu ropa simplemente... antes no vestías así, como si fueras a una gala cada día... perfume... brillo labial... y... por dios ¿Esas son tus mejores joyas?"

- "...Pffff... no..." – Ante esto, rápidamente la leona tomo el collar de esmeralda que estaba sujeto a su cuello, para entonces guardarlo en dentro de su chaleco, y enderezarse en su silla – "En cuanto a lo otro, no tiene nada de malo que una señorita, como yo, quiera verse hermosa"

- "Pero si es malo... cuando lo haces... por un hombre" – Al decir estas palabras, la leona abrió los ojos como plato, y quedo petrificada en su silla – "Oh si nena... yo sé que algo paso, e involucra a un hombre... digo... mírate... te lo repito, tu no eras así, y de la noche a la mañana, te arreglas, te peinas, te vistes con tu mejor repertorio... como si quisieras impresionar a alguien"

Por el Fuego Vivimos, Por el Fuego MorimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora