El Guerrero Dragon

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Llego el día siguiente después de aquel encuentro... y las cosas no podrían estar más tensas en el interior de la ajetreada felina rayada del restaurante, quien a pasos un poco torpes, estaba entregando los pedidos del día, pues ciertamente estaba bastante distraída con sus pensamientos... específicamente... en los ojos de aquel panda... esos verdes jade juraba haberlos visto en otro lado... pero donde... de donde recordaba ese par de enormes... profundos, brillantes... hermosos y cautivadores ojos de jade... sus pensamientos se detuvieron de manera abrupta, pues estaba a nada de tocar el suelo con la cara, se había tropezado, pero por lo menos aun sostenía con firmeza las ordenes faltantes, y ya su brazo libre la había servido para sostenerse firmemente al suelo... costo lo suyo, pero cuando estuvo de pie, fue que termino de entregar hasta el último tazón de fideos, tan solo para regresarse a la cocina corriendo, y subir a cuatro patas hasta su habitación... cierto ganso se desconcertó, y puso un pequeño letrero "Vuelvo en 10 minutos" en el mostrador del restaurante, para entonces ir detrás de su hija felina, escalón tras escalón, el ganso se tomaba su tiempo para llegar donde su querida hija... y cuando llego a su cuarto, encontró la ventana semi cerrada, y un enorme bulto bajo las sabanas de su cama... esto ciertamente saco una carcajada corta del ganso, quien a pasos lentos, fue hasta la misma, y se sentó en el borde... muy cerca de lo que el dedujo, era la cabeza de Tigresa

- "Sabes una cosa... la última vez que te vi así... fue hace casi ya 3 semanas, con esa espantosa tormenta que hubo..." – Dijo este, y llevo pronto una de sus alas a aquella cabeza, donde empezó a acariciar suavemente – "...Estas temblando..."- Dijo notando una cierta vibración proveniente de la felina – "... Mi vida... mi dulce y hermosa hija... ¿Qué tienes?... ¿Es por lo de ayer?" – Ante su pregunta, este solo vio como un dedito se asomó por debajo de las sabanas, y se agito lentamente – "... ¿Es por ese panda de ayer?" – Volvió a mover el dedito – "¿Te molesto?" – El dedito negó – "... ¿Te incomodo?" – Volvió a negar – "... ¿Te gusto el panda?" – La pregunta, hizo que el dedo inmediatamente se escondiera, esto tan solo hizo reír enternecido al ganso, y tan solo continuo con sus caricias – "Cosita... Tigresa, es normal sentir eso... es bueno incluso..."

Ante estas nuevas palabras, Tigresa volvió a asomarse... pero esta vez asomo el hocico, y solo el hocico, junto a sus bigotes

- "Me siento como una tonta"

- "¿Pero porque como una tonta?" – Pregunto Ping, llevando una de sus plumas a frotar y acariciar el puente de ese hocico, su naricita y a peinar sus bigotes

- "Porque... tan solo nos tocamos las manos, por unos momentos... paso eso del temblor, y se fue..." – Dijo en un tono ciertamente triste... aunque, esta se apresuró a preguntar – "Papa..."

- "¿Si mi niña?"

- "... ¿Soy fea?" – Esta pregunta hizo abrir los ojos como plato al ganso, quien pronto tomo los bordes de la sabana, y los retiro de su rostro, dejando este al descubierto... para encontrarse con pequeñas manchas y líneas recientes que dejaban en claro, que había estado llorando

- "...No mi vida... no eres fea..." – Se apresuró a cubrir su ala con su manga, y le empezó a limpiar con delicadeza

- "Pero... y entonces porque fue que"

- "Mi vida, no te tortures con eso... no creo que haya sido por tu apariencia... sino más bien, piensa que tenía otro sitio en el cual estar... otros asuntos que atender..." – Dijo este, antes de tomar entre sus alas, la mandíbula de la felina, a quien le hizo levantar el rostro, para entonces sonreírle – "Mírate... eres un retoño todavía... estas cerrado... pero cuando florezcas... serás la mas, hermosa, de todas"

Tigresa no supo cómo... pero pronto a su oreja una flor de loto fue a parar, al notarla, esta levanto una pequeña sonrisa en su rostro, para entonces esta levantarse de la cama, y abrazar firmemente a su padre el ganso, quien le regreso el abrazo, y froto su espalda con el ala, en muy poco tiempo, la felina estuvo bien nuevamente

Por el Fuego Vivimos, Por el Fuego MorimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora