La pista

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Mientras que yo me sentaba en el suelo del jardín, Rocío esperaba a los dos compañeros que estaban en el baño. Encendí mi ordenador y empecé a buscar información.
De repente, Rocío me miró y frunció el ceño, yo, como una persona normal la ignoré y seguí. Ella seguía mirándome y empezó a ser muy incómodo.

– ¡Ana! ¿Se puede saber qué haces?– preguntó enfadada Rocío.

Yo como una buena persona, yo le pagué con la misma moneda 😈.

– ¿Yo? Estoy buscando información– le expliqué con un tono para hacer cizaña.

Rocío me miró aún más enfadada que antes.

– ¡Ana! ¡No hagas eso! ¡Tenemos que decidir qué va hacer cada uno!– gritó Rocío.

Yo la miré mal y cerré mi ordenador.
Me senté en el césped y guardé el ordenador en la mochila.

– ¡Ya deberían haber llegado! ¿Dónde están ese par de estúpidos?– dijo Rocío.

Yo, como buena persona y heroica defendí a esos dos compañeros que me habían tocado conmigo🏃.

– ¡Eh! ¡La estúpida eres tú!– le dije enfadada.

Ella me miró aún más enfadada, parecía que iba a estallar de ira (ojalá ocurriese de verdad 😈).
De repente, aparecieron los dos compañeros que quedaban (Guillermo y Alfredo). Rocío (creo) se calmó.

– ¡Chicos! ¿Dónde estabais?– preguntó Rocío medio enfadada.

– En el baño, ya te lo dijimos– dijo Guillermo.

Rocío se calló porque ella ya no tenía ninguna razón para poner una de sus excusas.

¡Por primera vez en años
Rocío se calló!🎵

Esa es mi canción, la estaba cantando en ese momento 😈 (en mi mente).
La verdad, es que yo lo llamo en mi mundo agresivo, porque si algún día entráis en él, veréis que todo el mundo se mata, no hay reglas y siempre están de fiesta y no hay cole.

¡Ojalá mi mundo existiera!😍

– ¡Bien, yo ya lo he elegido todo!– dijo Rocío mirando una libreta que tenía en las manos.

– Pero...– intentó decir Alfredo, aunque Rocío interrumpió.

– ¡Cállate Alfredo!– ordenó Rocío.

– Ana, tú serás el ángel y el rey mago Baltasar y tu trabajo será el guionista– dijo Rocío.

Por supuesto, ella sabía que no me gustaba ninguna de las cosas que me había dicho.

– Alfredo, tú serás el rey mago Melchor y un pastor y tu trabajo será búsqueda de información– dijo Rocío.

Alfredo, asintió con la cabeza, aunque, no parecía del todo feliz 😞.

– Guillermo, tú serás San José y el rey mago Gaspar y serás también un pastor, saldrás en escenas diferentes, eso está claro y tu trabajo será el de coordinador– dijo Rocío.

Guillermo, dió un paso atrás y se quedó recto (vamos, parecía un soldado o algo así 🕴️).

– Y yo,– dijo Rocío alegre– voy a ser la Virgen María y mi trabajo va a ser la que se ocupa del decorado... ¡Manos a la obra!–

Yo, volví a sacar el ordenador de mi mochila y entré en Word.
Mientras que buscaba información sin que Rocío se enterase 😈, algo me llamó la atención, enfrente mía, había una maceta, esa maceta tenía agujeros y uno de esos agujeros algo brillante de su interior me cegó ✨.
Yo fui a ver qué era, pero al intentar levantar la maceta, no pude levantarla ni un milímetro. Estaba clavada en el suelo.

– Ana ¿Qué haces?– preguntó Guillermo.

Yo miré a Guillermo nerviosa y miré la maceta.

– Emm... He encontrado esta maceta y no la puedo levantar– dije.

– ¿A ver?– preguntó Guillermo.

Él, se agachó para levantar la maceta, pero tampoco pudo.
Luego se acercó la cotilla, espera ¡¿qué digo yo de cotilla?! La más cotilla de la galaxia se acercó y nos miró con curiosidad.

– ¿Qué hacéis? ¡Deberíais estar haciendo vuestro trabajo– dijo Rocío enfadada.

– Esta maceta está pegada al suelo– dije.

– ¡¿Cómo que está pegada al suelo?!– preguntó Alfredo que también había escuchado toda la conversación.

– Mirar– dijo Guillermo.

Él intentó demostrar que esa maceta no era como las demás y lo hizo.
Rocío decidió que todos los intentáramos juntos levantar esa maceta. Todos tiramos de la maceta y al final se rompió 😅.
Dentro había una chapa con un símbolo extraño.

– ¡Sólo hay una simple chapa! Hemos perdido mucho tiempo para nada. ¡Gracias Ana!– dijo Rocío enfadada y utilizando sarcasmo.

La verdad es que me fastidié mucho. Pero, tuve el presentimiento de que iba a ser importante, por eso cogí la chapa y me la guardé.

La búsqueda del tesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora